Hay una flor que no se seca, ha dicho Martí, y es la que crece en el descanso del cementerio de una vida pura. Así lo será el de Pedro Álvarez Tabío, quien fue calificado por Fidel como guardián intachable de documentos históricos.
La hoja de servicio a su país de este hombre, desde 1994 director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, fue resaltada por el presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, Raúl Izquierdo Canosa, durante el sepelio ocurrido este sábado en la Necrópolis de Colón.
Durante más de tres décadas se dedicó a la investigación histórica de la última etapa liberadora entre 1956 y 1958.
Fue autor de libros imprescindibles sobre Martí, el Che, Celia y Frank País, y también realizó durante unos 40 años la edición de cientos de títulos entre los que destacan Fidel y la religión, Un encuentro con Fidel, Un grano de maíz y Cien horas con Fidel.
Su valiosa entrega lo hizo merecedor del Premio Nacional de Edición 2007, y en febrero de este año recibió el Premio Nacional de Historia, entre otros importantes reconocimientos y distinciones.
A la despedida de Álvarez Tabío asistió el miembro del Buró Político del Partido Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento Cubano, y Rolando Alfonso Borges, jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido.
Las ofrendas florales del máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y del General de Ejército Raúl Castro, sobresalieron entre las enviadas al funeral.