José Luis Rodríguez García, ministro de Economía y Planificación. Foto: Juan Moreno General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros,
Co. Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
Distinguidos invitados,
Compañeras y compañeros diputados:
Ha sido el año que concluye sin dudas uno de los más difíciles desde que comenzó el período especial.
Se han reunido en el 2008 una creciente espiral especulativa en los precios de las principales importaciones del país, durante la mayor parte del año; el impacto catastrófico de tres potentes huracanes, que afectaron en breve plazo prácticamente a toda la isla; el estallido de la crisis económica mundial más fuerte desde la década de los años 30 del pasado siglo, a todo lo cual se añade no obstante 17 años consecutivos de condena en las Naciones Unidas, la criminal guerra económica de Estados Unidos contra Cuba; próxima a cumplir medio siglo y que ya nos ha costado más de 93 mil millones de dólares e invalorables sufrimientos y sacrificios a nuestro pueblo.
A pesar de estas adversas circunstancias, la economía cubana crecerá este año un 4.3%. Esta cifra queda por debajo del 8% planificado, sobre la base de premisas más favorables, pero es altamente significativa, en un mundo donde las principales potencias capitalistas no solo no atinan a frenar la caída en picada de sus economías; sino que ignoran siquiera cuando se detendrá la crisis y hasta donde alcanzará el poder destructivo de la misma.
Al evaluar los discretos resultados positivos de nuestro crecimiento económico frente a un mundo marcado por el caos energético, la amenaza de una hambruna de enormes proporciones, la destrucción masiva del medio ambiente y la falta de perspectivas para la vida de cientos de millones de seres humanos, no debemos pasar por alto que solo ha sido el esfuerzo constante de nuestro pueblo y la obra de la Revolución lo que nos hace capaces de resistir y vencer cualquier obstáculo económico o coyuntura climática adversa.
Este resultado se apoya en el trabajo mancomunado de todo el país que se materializa en el crecimiento de un 2,6% en la productividad del trabajo; un 6,6% de las inversiones, mayormente en ramas decisivas para la producción y los servicios; el crecimiento de sectores claves como el agropecuario, que —a pesar de las afectaciones— lo hace un 1,6%; la industria que aumenta un 1,2% y donde crecen 13 ramas de las 21 que la componen; la construcción que lo hace en un 3,3%; el transporte en un 7,4%; las comunicaciones en un 9,0%; y los servicios en un 8,0%.
Igualmente crecen un 7,2% las exportaciones de bienes y servicios; el turismo se recupera y se estima llegue a 2 millones 350 mil visitantes, creciendo un 9,3%; en tanto que la sustitución de importaciones avanza gradualmente; lográndose un ahorro de 265 millones de CUC, cifra dos veces y media superior al año 2007.
En este punto considero que resulta necesario reflexionar sobre el significado de este crecimiento de la economía, ante una justa inquietud que sabemos existe, pues muchos se preguntan cómo se reflejan esos crecimientos en sus condiciones de vida.
Habría que aclarar en primer término, que aunque fuera nuestro deseo, no todos los recursos que se crean con el trabajo de nuestro pueblo y que se expresan en el PIB, alcanzan en solo un año para cubrir todas las necesidades acumuladas y las nuevas que surgen.
Para cubrir la demanda interna, el país debe asegurar un volumen de inversiones que son la única garantía para un desarrollo sostenible, que no representan un consumo personal inmediato, pero que sí son la base para su futura satisfacción. Hoy estos recursos para invertir resultan todavía insuficientes, pues cubren solo el 14% del PIB.
El 78% del PIB se dedica al consumo personal y social. El consumo personal alcanza el 49% del PIB este año. El otro 29% se dedica a cubrir necesidades económicas y sociales de todo tipo.
En relación con la demanda externa, se requiere adicionalmente recursos para satisfacer las necesidades de importación y el pago de los compromisos financieros internacionales. Esto representa el 8% del PIB del presente año.
De tal modo, como puede apreciarse, no todo crecimiento de nuestra economía puede reflejarse de inmediato en un incremento del consumo.
Los resultados que tienen un impacto más directo en la población a pesar de las carencias y dificultades aún presentes en este año, se expresan: en el reforzamiento alimentario a los territorios más afectados por los huracanes, con 27 mil toneladas de alimentos, a un costo superior a 26 millones de dólares, que benefician a dos millones y medio de habitantes, a lo que se añade la venta a toda la población de alimentos para compensar la caída de la producción agropecuaria por valor de 66 millones de dólares; se concluyó el 72% del programa de reparación de redes eléctricas, incluyendo el 90% de las zonas de bajo voltaje y se reducen los «apagones» un 13% en relación con el año anterior; se adquirieron 913 ómnibus nuevos y 248 de segunda mano para todo el país, incluyendo la capital, donde se transporta como promedio un millón de pasajeros diarios; se estima terminar 42 mil viviendas y se ha recuperado el 22% de las dañadas por afectaciones climáticas acumuladas en el país; se terminaron 31 policlínicos, alcanzándose 272 instalaciones reparadas y ampliadas de manera capital, e igualmente se instalaron 41 equipos médicos de alta tecnología; se logra una tasa del 72,7% de la población entre 18 y 24 años estudiando en la educación superior; se aumentaron las cuantías mínimas de las pensiones de la seguridad social y las prestaciones de asistencia social; se inició aunque es aún insuficiente, un programa de atención a necesidades de la población con ventas en moneda nacional.
También se mantuvo la asignación adicional de recursos a las provincias orientales y el MEIJ por 32 millones 60 mil CUC para obras de impacto social, aún con las limitaciones financieras que se han enfrentado.
Estas limitaciones derivan en primer término, de los daños causados por los huracanes Gustav, Ike y Paloma que alcanzan un costo estimado de 9 mil 722 millones de dólares, incluyendo como lo más significativo 530 mil 758 viviendas afectadas, prácticamente en todo el país. La magnitud de los daños materiales ocurridos convierten a estos eventos en los más devastadores de la historia de los huracanes en Cuba, lo cual se informa con más detalle en el documento que se circuló con anterioridad a los diputados.
La creciente espiral especulativa en los precios de las principales importaciones del país durante la mayor parte del año provocó un incremento del 53% en el precio de los alimentos, lo que nos obligó a pagar 839 millones 600 mil dólares por encima del pasado año sin trasladar este aumento de precios al consumo normado, al consumo social, a la gastronomía y solo se incrementó el precio a un grupo reducido de productos en las TRD.
En el caso de los combustibles, se alcanzó en julio de este año el precio récord de 146,65 dólares el barril WTI, estimándose para Cuba un crecimiento del 56,6% en los precios en relación con el 2007, lo que representó un impacto adicional en nuestras importaciones de mil 336 millones 500 mil dólares.
Por último, baste señalar que el precio del níquel hasta noviembre promedió 21 mil 837 dólares la tonelada, de 37 mil 216 alcanzado en el 2007, llegando a descender hasta 8 mil 810 dólares en octubre. Se estima que los ingresos por exportación de níquel se queden unos 250 millones de dólares por debajo de lo previsto para este año.
La situación que en síntesis hemos expuesto hasta aquí, nos obliga a concentrar la atención en aquellos aspectos de nuestra labor que impiden superar las dificultades y alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto.
En primer lugar, constituye una necesidad insoslayable fortalecer la disciplina financiera y planificar las actividades económicas y sociales, de acuerdo con los recursos disponibles y en el orden de prioridad que el país decida.
Tal y como señalara el General de Ejército Raúl Castro el pasado mes de julio en esta misma Asamblea: «En el socialismo es indispensable que en los planes económicos la asignación de recursos se ajuste estrictamente a los ingresos disponibles».
Para lograr esto, es preciso aumentar la eficiencia y en primer lugar la productividad del trabajo para crear las riquezas necesarias antes de consumirlas.
Sin embargo, todavía hay quienes no tienen conciencia de que todos debemos aportar nuestro trabajo para ser retribuidos de acuerdo con los resultados, superando gradualmente las deformaciones que existen en nuestro sistema salarial, así como el exceso de gratuidades indebidas y subsidios indiscriminados.
Llama la atención que si bien se reporta una muy baja tasa de desempleo del 1,6%, 189 mil personas que se encuentran en edad laboral no estudien ni trabajen, pero disfruten de todos los beneficios parasitariamente, fenómeno que habrá que enfrentar resueltamente empleando los métodos adecuados para eliminar esa forma, hasta hoy impune, de explotación de los que trabajan o se preparan para hacerlo por los que en nada contribuyen a la sociedad.
Por otro lado, si bien es cierto que no todo se puede resolver de inmediato, estamos obligados a trabajar más aceleradamente para crear las condiciones que nos permitan fortalecer la moneda nacional y eliminar la dualidad monetaria, que hoy impide la correcta medición de los fenómenos económicos y crea importantes obstáculos para nuestro desarrollo.
En nuestra gestión económica estatal existe todavía lentitud e ineficiencia, así como falta de la debida comunicación y coordinación entre empresas y organismos.
Esto se manifiesta en las dificultades que se continúan presentando en la preparación y ejecución del proceso inversionista con un elevado nivel de recursos inmovilizados; en el gasto excesivo e insuficiente ahorro de combustible y electricidad; en la lentitud del proceso de sustitución de importaciones y en el desarrollo de nuevas exportaciones, esferas a las que hay que brindar la mayor atención por su importancia estratégica y donde persiste en muchos cuadros una mentalidad importadora y consumista.
Compañeras y compañeros diputados:
Las perspectivas económicas internacionales para el 2009 presentan características de mayor complejidad aún que las enfrentadas el actual año, en la medida en que se profundiza una crisis económica de grandes proporciones.
En estas condiciones es indispensable una mayor capacidad de previsión y análisis de nuestros cuadros y no emprender actividades para las que no se asegure el respaldo financiero, material o de fuerza de trabajo suficiente.
Consecuentemente el plan del 2009 se ha elaborado con un elevado nivel de incertidumbre, aun cuando los supuestos y premisas de que se ha partido para ello, han sido manejados con el mayor rigor posible.
Para enfrentar con éxito esta tarea minimizando los riesgos, se elaboró un plan que reduce los gastos adecuándolos a los ingresos para lo cual han debido posponerse inversiones y otros gastos no imprescindibles y se continúa trabajando para contar con algunas reservas que permitan enfrentar los imprevistos.
Igualmente se priorizan los objetivos esenciales del país para lograr un crecimiento del 6% en el año 2009.
Próximo se encuentra ya el 50 aniversario del triunfo de nuestra Revolución y no serían suficientes las palabras para expresar lo que ello significa para la historia de nuestro heroico pueblo, protagonista de todas las luchas libradas en esta etapa.
Debo decir, sin embargo, que esto no hubiera sido posible sin los compañeros que nos han guiado durante todos estos años, encabezados por nuestro Comandante en Jefe y el compañero Raúl que fundaron un partido que es la garantía de la continuidad histórica de la Revolución y sembraron en todos nosotros con su ejemplo la semilla de las virtudes a que debemos aspirar para servir y honrar a nuestro pueblo.
A 50 años de la victoria del 1ro. de enero de 1959 no sólo tiene la Revolución una obra magnífica que mostrar, sino que puede enorgullecerse de contar con sólidas perspectivas para nuestro desarrollo económico y social.
Se avecinan tiempos de duro esfuerzo y de combate sin tregua frente a las dificultades, empezando por nuestras propias insuficiencias y errores. Pero al igual que hace 50 años hoy junto con Fidel y Raúl contamos con todo un pueblo convencido de que, aunque en lo adelante todo sea aún más difícil, la victoria nos pertenece.
Muchas gracias