Una de las empresas que vende a Cuba productos y equipos de la esfera médico-farmacéutica, la Cari Med Canadá Trading Inc, formuló una queja ante el gobierno de Estados Unidos por poner trabas a su comercio con la Isla y calificó a este acto de «genocida y bárbaro».
Lo anterior se supo en la mañana de este viernes, en la jornada final del VIII Congreso Centroamericano y del Caribe de Anestesiología, Reanimación y Dolor, que durante cinco días sesionó en el Palacio de Convenciones.
El evento contó con la participación de delegados cubanos y de 32 países, y permitió que la Cari Med Canadá Trading Inc y otras empresas montaran pabellones con tecnología y fármacos propios de la medicina de avanzada en el mundo.
«Otro de los problemas que hemos enfrentado ha sido un semicolapso del programa de cirugía no invasiva del Cardiocentro del hospital pediátrico William Soler, que dirige el doctor Selman en Ciudad de La Habana, por el endurecimiento del bloqueo norteamericano».
Las licencias del Departamento de Comercio y del Tesoro son extremadamente restringidas, explica Alberto Rodríguez. Foto: Roberto Morejón Así expresó Alberto Rodríguez Rodríguez, manager de marketing y venta de la referida empresa canadiense.
«Los norteamericanos cada vez piden más cosas. Las licencias que se dan por parte del Departamento de Comercio y del Tesoro de Estados Unidos para poder vender productos a Cuba son extremadamente restringidas, con un grado de detalle muy alto. Nos solicitan cuestiones totalmente absurdas», comentó el funcionario.
Aclaró que lo referente al programa del Cardiocentro del William Soler son productos norteamericanos. «Pero queremos que se conozca bien que las presiones del bloqueo han sido tales, que nosotros hemos tenido que abandonar negociaciones con ese hospital, lo cual significa, en dos palabras, que los niños cardiópatas atendidos allí sufren mucho más en determinadas operaciones a corazón abierto, por culpa del gobierno de Estados Unidos», sentenció.
Dijo Alberto Rodríguez que la empresa que representa hizo una carta de queja dirigida a la administración estadounidense, presentada al jefe de la Oficina de Intereses de ese país en La Habana e «increíblemente respondió que tales orientaciones son de Washington y que ni siquiera contaron con él para eso».
Argumentó, además, que las trabas del bloqueo constituyen «un acto criminal, genocida y bárbaro, pues no puede llamarse de otra forma el impedir que a un niño se le ponga, por ejemplo, un plug amplazter (implemento para cerrar cavidades internas del corazón) en la lucha por salvarle la vida o prolongársela.
«Con ese dispositivo dicho niño podría estar de vuelta en su casa, con sus padres y demás familiares, mucho antes de lo imaginado. Y por otro lado esa actitud demuestra en parte la extraterritorialidad y la saña del bloqueo contra la Isla, de tal manera que incluso siendo nosotros una empresa de Canadá, nos vemos afectados por sus restricciones para vender a la Isla productos que benefician al pueblo cubano en general y a los niños en particular», enfatizó.
Finalmente recalcó el funcionario que su empresa, relacionada con Medicuba e Insume, contribuye a lograr tres cuestiones de mucha relevancia: que los médicos cubanos tengan lo último en la tecnología; que el país lo pueda adquirir a precios accesibles y romper el criminal bloqueo de equipos médicos y dispositivos, como por ejemplo la máscara laríngea modelo C Trach, de origen inglés, para facilitar el acceso de los anestesiólogos a las vías respiratorias del paciente durante las operaciones y muy útiles igualmente para los otorrinolaringólogos.