Cuba, una de las pocas naciones comunistas sobrevivientes, amplía, sin hacer mucho ruido, sus relaciones en la región del Pacífico y, según se dice, Canberra y Washington observan los acontecimientos con preocupación.
Cuba ha venido inundando a algunas zonas más pobres de la región de médicos y trabajadores humanitarios desde que tuvo lugar la tragedia del tsunami, que asoló a Indonesia el Día de San Esteban, en 2004 (26 de diciembre). Franjas del Pacífico, desde Kiribati hasta Timor-Leste comienzan a depender de la ayuda médica cubana y, al parecer, los cubanos están conquistando sus corazones y sus mentes. A raíz del terremoto que tuvo lugar en Java en mayo, equipos de médicos fueron enviados en avión de inmediato a las zonas afectadas.
Ronny Rockito, coordinador de salud regional de Indonesia, dijo que los dos hospitales de campaña y los 135 trabajadores cubanos tuvieron una mayor repercusión en la crisis humanitaria que la labor de cualquier otro país.
«Agradezco al equipo médico cubano; su estilo es muy fraternal y su nivel médico muy elevado», señaló el señor Rockito. «Todo es gratuito y no hay, apoyo del Gobierno de mi país. Agradecemos al [presidente de Cuba] Fidel Castro. Muchos aldeanos suplicaban a los médicos cubanos que se quedaran».
Además de la misión médica cubana en Kiribati, equipos procedentes de Cuba se dirigieron a Aceh y Sri Lanka en el período posterior al tsunami, y algunos de sus integrantes han permanecido en esos lugares.
En respuesta a una solicitud de Timor-Leste, 286 médicos cubanos trabajan en la actualidad en zonas rurales y en Dili, donde han creado una instalación para que cientos de lugareños estudien medicina. Recientemente, Islas Salomón y Papua Nueva Guinea solicitaron ayuda médica a La Habana, con miras a firmar acuerdos de cooperación bilateral.
Miguel Ángel Ramírez, jefe interino del Departamento de Asia del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, dijo que el aumento de la actividad en el Pacífico era el resultado del compromiso de Cuba de ampliar la ayuda médica a los pobres de todo el mundo.
«Algunas de estas islas del Pacífico están en malas condiciones», dijo el señor Ramírez, ex embajador ante Indonesia. «No nos involucramos en ningún asunto de seguridad de la región. Tenemos médicos en toda América Latina y en regiones de África».
Pese a su empobrecida economía, perjudicada por las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, Cuba —con una población de poco más de 11 millones de habitantes— tiene 20 000 médicos prestando servicios en 68 países.
Este año, el doctor Castro fue elegido líder del Movimiento de Países No Alineados, coalición integrada por 100 Estados, incluidos la mayor parte de los Estados de África, Asia, América del Sur y el Oriente Medio, que decidieron no apoyar a un bloque de poder central. A medida que aumenta la influencia de Cuba, los Estados Unidos dudan que el programa de Cuba sea solo de carácter humanitario. Después del terremoto que devastó a Pakistán el año pasado, una publicación local, Dawn, comunicó que el gobierno militar del presidente Pervez Musharraf estaba sometido a presiones de Washington para que declinara todos los ofrecimientos de ayuda de La Habana.
A la larga, a los equipos de médicos cubanos se les dio la bienvenida y, el pasado enero, llegaron a la devastada Cachemira más de 1 000 médicos procedentes de La Habana.
De acuerdo con datos oficiales de Islamabad, el 73 por ciento de todos los pacientes fueron atendidos por cubanos en alguna etapa, en 44 lugares diferentes.
El doctor Araceli Castro, especialista cubano en salud pública en la Universidad de Harvard, afirmó que los beneficios de la cruzada de Cuba a favor de la salud prevalecieron con creces sobre las diferencias ideológicas.
«No comprendo la razón por la cual alguien se opondría a proporcionar asistencia médica a los que no la tienen al alcance», dijo. «Lo que los médicos cubanos están haciendo para ayudar a los pobres debe trascender los límites de la política».
Tomado de www.smh.com.au