Acuse de recibo
El pasado 17 de octubre le esperaba serio disgusto a Guillermo Jiménez Montejo cuando salió de su casa, en Jaime 14, entre Pobre y San Fernando en Camagüey, y decidió extraer con su tarjeta magnética 40 CUC en un cajero automático de la sucursal 5981 de Banco de Crédito y Comercio (Bandec), en la calle República, de esa ciudad.
Extrajo los dos billetes de 20 CUC cada uno, y entró a la sucursal bancaria a canjear uno de ellos por CUP. En el ventanillo nueve, la cajera miró a trasluz el billete con gesto de desconfianza, hasta que le informó que presumiblemente era falso.
Sorprendido, él le aclaró que el billete lo había acabado de extraer del propio cajero de esa sucursal. Y de inmediato hizo la reclamación al director de la sucursal bancaria, en presencia de la jefa de Caja, la supervisora y la auditora. Les dio sus números de teléfono fijo y de móvil.
A las 72 horas, reclamó de nuevo y le dijeron que aún no tenían un dictamen. A los diez días hizo reclamación por escrito al director provincial de Bandec. A los 57 días, el 12 de diciembre, le informó la comunicadora de Bandec en la provincia que los informáticos no habían podido «congelar la imagen» de los dos billetes del cajero por la cámara, y ampliarla para comprobar que el billete falso salió de allí.
Además, le dijo la comunicadora que aunque ese cajero lo carga la sucursal 5981, el dinero viene de Trasval. Y que el Ministerio del Interior informó que el billete era falso. Que el Banco no indemniza estos casos. «O sea, ¿va a quedar impune esta situación para que le vuelva a ocurrir a otra persona? ¿Y ahora qué hago? ¿Qué va a suceder con mis 20 CUC?», se pregunta Guillermo.
Cuando se reflejan tantas cosas mal hechas, también hay que propalar las buenas prácticas, piensa Yaima Forcelledo Hernández, residente en Márquez González 108, entre Concordia y Virtudes, Centro Habana, La Habana.
Cuenta la lectora que esa cuadra llevaba varios días presentando problemas con el tendido eléctrico, incluyendo bajones de voltaje. Reportaron el problema y se presentó el carro de guardia de la Empresa Eléctrica con su personal, que dejó el reporte al director de la Organización Básica Eléctrica en el municipio, para que enviara el carro de mantenimiento lo más pronto posible.
Y el mismísimo jefe se personó al día siguiente. Observó el desperfecto, y reconociendo que era de suma gravedad el peligro, pues podía haber un cortocircuito y afectar los equipos de todos los vecinos, fue una brigada que ella califica de «magnífica».
«Esos operarios trabajaron ininterrumpidamente por casi diez horas. Quisiera por este medio felicitar a esa brigada que realizó el trabajo, y a su jefe, que estuvo a pie de obra mientras se hacía el trabajo. Ojalá existieran muchos trabajadores como esos», concluye Yaima.
Roberto Díaz Pérez señala que en el edificio de 21 apartamentos donde reside, en Sitios 261, entre Escobar y Lealtad, en Centro Habana, aún no se han cambiado los metrocontadores y breakers, a pesar de que ese proceso se llevó a cabo hace ya tres años en ese municipio capitalino.
Y no se pudieron sustituir entonces porque el lector cobrador de la Empresa Eléctrica se llevó la llave del cuarto de desahogo donde están los contadores, sin contar con la vecina encargada de su custodia, y nunca la devolvió.
Incluso, manifiesta, ese sitio no es el más adecuado para albergar tales equipos, pues cuando llueve allí se deposita el agua proveniente de la azotea del inmueble. Urge cambiar la posición de estos, pero eso no lo pueden hacer ni la junta de vecinos ni los propietarios individualmente.
«A pesar de múltiples gestiones hechas con el lector cobrador actual, quien amablemente ha escuchado nuestros reclamos, y en la oficina de la OBE en Reina y San Nicolás, esta situación se mantiene. Hace un año fui atendido allí por el especialista de Atención a la Población, quien nos puso al habla con los encargados de hacer el trabajo y el subdirector de Operaciones; pero nada hasta la fecha», termina.