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Oxigenar las urgencias

Con el título No cruzarse de brazos, recientemente publicamos lo ocurrido a Evelio Sirgado Cardoso, —residente en 7ma. No. 28436, apto 6, Santa Fe, Playa, La Habana—, quien tiene 79 años y padece de una enfermedad oncológica, además de haberse infartado y sufrir angina de pecho de 2do. grado.

Entonces referíamos que este capitalino luchaba por segunda ocasión contra un tumor maligno en el pulmón derecho, el cual se reprodujo luego de ser tratado con radioterapia y quimioterapias. Y también contra un enfisema en ambos pulmones. Por tales motivos, padece una disnea permanente que sobrelleva con aerosoles y el suministro constante de oxígeno, prescritos por la oncóloga que lo atiende.

Cuando publicamos su caso, hacía 15 días que la Planta de Guanabacoa, adscripta al Ministerio de Industrias, entidad encargada de servir el referido gas, no le prestaba el servicio. Por ese motivo le fueron suspendidos los sueros de la quimioterapia, pues cuando él recibe ese tratamiento queda en un estado que requiere oxigenarse con mucha más urgencia.

Nos contaba que cuando llamaba a la farmacia y a la planta para procurar el necesario servicio, en esta última le decían que no tenían combustible y luego que no tenían transporte.

La respuesta a este caso nos la hizo llegar Yamilet Fuentes Pardiñas, directora general de la Empresa de Gases Industriales, quien aseguró que inmediatamente de conocer esta situación, funcionarios de su empresa se presentaron el 19 de agosto en el domicilio de Evelio y constataron el deteriorado estado de salud que presentaba. Al verificar que ya no contaba con oxígeno, que se le había entregado dos días antes de ser visitado, se le sirvió de nuevo en ese momento, independientemente de que no se había realizado el pedido.

«En la entrevista realizada al paciente, este reconoció que no había tenido hasta ese momento ninguna dificultad en el servicio, ya que residía en otro municipio y se había trasladado de domicilio. Por parte nuestra se le instruyó sobre el mecanismo de solicitud, porque era evidente que no lo dominaba y podía correr el riesgo de verse afectado», afirmó la Directora.

Explicó, además, que en la investigación posterior pudo comprobarse que el paciente solo había notificado su solicitud tres veces, a través de la farmacia correspondiente. Que los dos primeros pedidos se le habían denegado por problemas puntuales de asignación de combustibles y el 15 de julio le fue servido: tres días después de su segundo pedido.

«El suministro de combustible para la distribución del gas ha estado asegurado y solo tuvo una dificultad puntual el fin de semana del 9 al 11 de agosto, de lo cual nuestra empresa informó a las instituciones que correspondían», apuntó Fuentes Pardiñas, quien precisó que a pesar de las limitaciones que hay, hoy se les presta el referido servicio a 6 797 pacientes.

Gracias a la funcionaria por su respuesta y la solución del problema al caso, pero a esta redactora le salta una duda entre lo contado por el remitente y la explicación de que «solo hubo una dificultad puntual el fin de semana del 9 al 11 de agosto», cuando 15 días antes de remitir su carta al paciente —se publicó el 18 de agosto— le dijeron que no estaban en condiciones de suministrarle el oxígeno. Lo importante es que casos como estos no se repitan.

Consultorio Sediento De Sinergias

Dayanira Hernández Fernández, enfermera y residente en el consultorio No. 8 del policlínico Luis A. Turcios Lima, municipio de 10 de Octubre, ubicado en Acosta No. 355, entre D’strampe y Figueroa, Víbora, relata que el 1ro. de abril último cerraron su consultorio porque no le entraba agua al tanque.

Alega que la directora del policlínico al que pertenecen planteó la situación a Aguas de La Habana de su localidad, y después de dos meses vinieron miembros del consejo de dirección de dicha entidad, tomaron fotos en el consultorio, y aseguraron que la conexión del agua venía de la vivienda contigua, donde desconocían tal situación.

La dirección de la entidad dijo, además, que el policlínico era el encargado de resolver ese problema y no ellos. «Que su deber era poner el agua un día sí y otro no, y que ese servicio nunca lo habían dejado de hacer. Lo peor es que el consultorio se ha ido deteriorando por la humedad y la falta de ventilación al estar cerrado», lamenta la enfermera.

En este caso la armonía y las sinergias deben imponerse, porque ahora 1 043 pacientes (la mayoría de la tercera  edad), son los que sufren los efectos de quienes esquivan responsabilidades, sin pensar que tener un consultorio, en muchísimos lugares del mundo, es un lujo que pocos pueden gastarse.

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