Acuse de recibo
Desde el central azucarero Carlos Baliño escribe Andrés González Paz para denunciar lo que considera una soberana injusticia, a más de una flagrante violación laboral; pues lleva laborando en ese Complejo Agroindustrial (CAI) más de 15 años como ayudante de soldador, y trabajó en la zafra azucarera 2016-2017 sin ningún tipo de problema.
Y cuando se inició la zafra 2017-2018, dice, pusieron a trabajar en su puesto a una persona que nunca había laborado en el central, mientras que a él le dijeron que tenía que esperar que apareciera otra ocupación. «Hasta hoy (15 de junio), manifiesta, no me han dado trabajo ni respuesta alguna. Y por ello, me quitaron el derecho a la prima que dieron después de haber hecho la zafra 2016-2017, sin tener ausencias ni sanción de ningún tipo.
«Ya tengo 60 años de edad. Quiero, y necesito seguir trabajando en mi plaza, para cuando tenga edad de jubilación, retirarme sin problemas».
Lamentablemente, el remitente no precisa qué gestiones hizo ante la administración del CAI, ni tampoco si reclamó ante el Sindicato, o llevó el asunto al Órgano de Justicia Laboral de Base. Porque, según la legislación laboral cubana, ningún trabajador puede ser despedido así súbitamente, sin razón ni explicación fundamentadas.
Un S.O.S. lanza Juana Jerez Guerra (Mota 1, Pilón, provincia de Granma), jubilada de 67 años y socia de la cooperativa Oscar Montano, donde trabaja un terreno en usufructo con óptimos resultados: hace tres años se mudaron unos vecinos al lado de su casa, y los animales de estos se comen todo lo que la señora siembra.
Cuenta que, aunque ha acudido en varias ocasiones a las autoridades, los animales de los vecinos siguen afectando sus cultivos, lo que le ha ocasionado pérdidas de unos 6 000 pesos.
«Al requerir a los vecinos, refiere, han brincado tres cercas para darme con palos y piedras: una mujer y tres hijos me rompen la cerca para echarme los animales adentro. Y yo soy sola, que trabajo la finca luego de atender a mi mamá de 96 años. Siempre encuentro un abuso de este tipo».
Asegura que ha hablado con el jefe de la Policía allí, y le ha dicho que se encargará de ello, pero aún sigue el problema.
Tal como cuenta Juana su historia, es incomprensible que un ciudadano recurra a las autoridades pertinentes solicitando respaldo ante lo que considera una violación de sus derechos, y le ignoren, abandonándole a su suerte.
El pasado 8 de abril y desde el municipio capitalino del Cerro, el doctor Andrés Alonso contó que hacía más de año y medio tenía su contrato de telefonía fija pendiente de traslado, proveniente de su antiguo domicilio en Mayabeque. Y no se había instalado porque, según directivos de la Oficina Comercial correspondiente, de Juan Delgado, había dificultades técnicas en su zona de residencia.
Andrés aducía que a menos de una cuadra de su casa hay una planta digital con capacidades disponibles, pero Etecsa arguía que no se puede cruzar la calzada de Primelles con cables.
«No se busca una solución para este problema que no solo me afecta a mí, sino a varios vecinos. Además, ya existen siete cables que cruzan Primelles, y les dan solución a vecinos de otras cuadras. En la zona se han instalado teléfonos fijos a otras personas… y ello me obliga a cuestionar las respuestas que he recibido por parte de la Dirección Territorial de Etecsa en Cerro», concluía Andrés.
Responde Aymé González Hernández, directora de Protección al consumidor de Etecsa, y corrobora la demora en el traslado, «provocada por limitaciones técnicas que presentan las redes de telecomunicaciones de esa zona donde reside, las que se encuentran altamente saturadas, y existen además varias solicitudes de traslado pendientes, procediendo la instalación de los mismos por fecha de antigüedad, cumpliendo las normas técnicas establecidas».
Se comprobó, precisa, que las instalaciones realizadas y los bajantes que refiere que cruzan las calles en su zona, se ajustan a los procedimientos establecidos por Etecsa. Y añade que el 21 de junio pasado, el servicio telefónico le fue instalado a Andrés.
Aymé apunta que esa limitación de las redes telefónicas aún persiste en diferentes localidades del país, y específicamente en La Habana, en las cuales la empresa trabaja de forma paulatina a través de proyectos de inversiones.