Estudios publicados en el último lustro confirman sus consecuencias psicológicas a largo plazo. Esta errónea tradición puede derivar en sexo en condiciones peligrosas, violaciones y hasta prácticas sadomasoquistas
Más de 15 países han prohibido legalmente que la familia azote a sus menores, ante la evidencia de que esta errónea tradición influye negativamente en su conducta posterior, incluyendo la tendencia a vivir episodios de violencia sexual.
El castigo corporal es un método «educativo» para ejercer control mediante la amenaza o aplicación de dolor físico sin intenciones de dañar realmente al pequeño, pero estudios científicos publicados en Estados Unidos en el último lustro confirman sus consecuencias psicológicas a largo plazo: las parejas de muchas de estas víctimas se quejan de la aplicación de azotes, pellizcos, apretones y otros actos que pueden derivar en sexo en condiciones peligrosas, violaciones y hasta prácticas sadomasoquistas.
Tener nuevas leyes puede ayudar, dicen expertos, pero es más importante persuadir a los nuevos padres para que no pierdan la paciencia y exploren otros medios de controlar la situación en casa, por aquello de que más vale precaver…