La felicidad también está en los genes, o al menos eso afirma un grupo de expertos de la Universidad de Edimburgo, quienes estudiaron a centenares de pares de mellizos y gemelos idénticos hasta descubrir que los genes podrían controlar la mitad de los rasgos de la personalidad relacionados con la dicha, mientras la otra mitad está vinculada al estilo de vida, la carrera profesional, las relaciones humanas y el entorno.
Nuestro nivel de felicidad está fuertemente influido por los genes que tenemos al nacer, cuenta el equipo de investigadores en la revista Psychological Science. Las variables de investigación usadas fueron la tendencia a no preocuparse, y si eran sociables y concienzudos.
Tal herencia se explica por la arquitectura genética de la personalidad, aseguran los encargados de la investigación… Así que no perdamos tiempo con personas cuya vocación para amargar la vida puede aguar las vacaciones de cualquiera. Al final, hay un 50 por ciento de probabilidad de que nunca cambien: son «medio felices» así, y eso les basta.
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