El reto no es alcanzar una cantidad de años, sino inventar modos únicos de amar, perdonar y cuidar lo valioso cuando lo encontramos
E.C.: ¿Qué tiempo debe durar el matrimonio, diez años, 20 años o toda la vida?
Podemos decir que cada unión debe durar mientras funcione el vínculo. Esto es posible si se complementa el amor con el esfuerzo por crear arreglos o soluciones ante aquello que necesariamente fracasa en cada relación. Solo perduran aquellos con capacidad de inventar maneras de salvar lo que une cuando aparecen las desilusiones y desencuentros propios de cada amor. Inmensidad de investigaciones indican que las parejas felices son las que encuentran cómo afrontar satisfactoriamente las dificultades y aceptan lo imposible de cambiar de la otra persona y su vínculo.
En la actualidad hay muchas maneras de establecer vínculos amorosos: matrimonio, unión consensual, uniones que alternan momentos de convivencia con otros de separación… El matrimonio comenzó presumiendo una unión «hasta que la muerte separe». Como institución social ligada a la crianza familiar y a las conveniencias de la vida, se superponía a cualquier aspiración de felicidad o realización personal.
En las sociedades occidentales, mucho ha cambiado desde entonces. La satisfacción individual pasa a ser el ideal y en consecuencia las uniones duran menos. De hecho, cada vez la soledad es más común. Soñamos con una pareja ideal, pero no soportamos lo real que cada relación implica. Ante cualquier desencuentro, la separación supone una solución.
Por eso vivimos una serie de relaciones durante la vida y repetimos los mismos fracasos, en tanto obedecen a nuestros síntomas, más que a defectos ajenos. El reto no es alcanzar una cantidad de años, sino inventar modos únicos de amar, perdonar y cuidar lo valioso cuando lo encontramos.