K.G.: Mi novio y yo practicamos sexo anal. La razón es que me aferro a mi virginidad. El problema es que la segunda vez, mi novio eyaculó sin avisar. Tengo la duda de que haya chocado con mi vagina. Escuché que por ser virgen tengo el himen protector, pero quiero saber la realidad.
Son muchas las mujeres que se han embarazado sin penetración vaginal. Líquidos preseminales producidos en juegos eróticos, las eyaculaciones externas y otras, como la que describes, pudieran propiciar un embarazo. La movilidad de los espermatozoides una vez que llegan a la región, puede llevarlos a ascender desde la mucosa externa de la vagina hasta el cuello uterino.
Una vez que se descubre la entrega erótica, son otras las maneras de protegerse de infecciones y decepciones. De hecho, el coito anal resulta una puerta ancha para la entrada de infecciones de transmisión sexual. Ante el riesgo de embarazos no deseados e infecciones, son el condón y la monogamia, los mejores protectores.
Otro punto significativo sería ese «aferrarse» a la «virginidad». ¿Qué quiere decir este entregar y retener al mismo tiempo? ¿Hacer existir un no a cambio de un sí de otro orden?
Está claro que la entrega íntima y erótica tiene una significación diferente para cada persona. Cada quien «entrega» o se «aferra» a lo que considere necesario para poder sostener un lazo con otros. No obstante, sería interesante preguntarse a qué te aferras cuando te niegas a este tipo de entrega, abriéndote a otra experiencia con goces y riesgo también íntimos y eróticos.
El himen tiene una función protectora, en especial para las niñas. Pero no suele ser igual cuando se crece. Por otra parte, no todas las mujeres tienen el mismo tipo de himen, que en ocasiones se pierde espontáneamente, sin que nos demos cuenta. No puedes suponer que te protegerá hoy.