Esther Hirtzel, directora de los Estudios de Animación del Icaic. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 10/12/2025 | 11:15 pm
El cine es caro, requiere de muchos recursos, y la animación aún más. El mundo sorprende cada día con nuevas tecnologías que multiplican la creatividad y no siempre se tiene acceso a ellas, pero lo más importante es la idea, la pasión, el amor al trabajo, el deseo de crear, de ofrecer una obra que no solo satisface a quien la hace sino, y, sobre todo, a quien la recibe.
«Los Estudios de Animación del del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) son la casa de la magia, y es una casa en la que viven muchos soñadores que no desistimos, y a pesar de las dificultades, nos esmeramos por multiplicar los recursos de una manera creativa. Incluso hasta el propio déficit de la tecnología, lo suplimos con la ingeniosidad de los propios realizadores en la optimización de procesos que nos permiten brindar productos contemporáneos con calidad a pesar de estas carencias que tenemos.
«La reacción de una niña o de un niño cuando hacemos una peña de Federico en nuestro cine La Rampa o cuando ven en la pantalla grande nuestros animados es la mayor satisfacción que nos puede dar a todos los que trabajamos en esta casa de la magia. Eso es lo que nos permite seguir soñando sin cansarnos», aseguró a Juventud Rebelde Esther Hirtzel Galarza, directora de los Estudios de Animación del Icaic.
Ella, quien ha dedicado muchos años de su vida a apoyar e impulsar la creación desde esta especialidad en una institución que celebra 65 años este 2025, añade que «nuestra historia nos hace recordar los grandes maestros que prestigiaron la institución y, al crearse los nuevos y actuales Estudios de Animación, nos dieron el privilegio de compartir con las nuevas generaciones de realizadores.
«Tenemos el gran compromiso de mantener la producción que ha venido desarrollándose a lo largo de estas décadas desde el punto de vista estético, pero estamos ahora en un camino mucho más contemporáneo, acercándonos a los jóvenes creadores, tanto en la forma de hacer, como en las imágenes y los contenidos. Ello, unido al hecho de que seguimos luchando por lograr que en la Academia se logre impartir esta importante
carrera dentro de la cinematografía, nos hace seguir adelante.
«Además, continuamos con la realización de talleres, que ya no solo son para las niñas y los niños, sino para jóvenes, adolescentes e incluso adultos. Es una manera de demostrar el amor que sentimos por el género, y el compromiso, porque estamos seguros de lo que significa para la influencia de la formación de las generaciones nuevas, y sobre todo para que lleguen el amor y la felicidad a toda la familia cubana».
Hirtzel Galarza precisó que es interés vital trascender en el trabajo de colaboración con otros países del área. «En esta edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, también celebramos nuestro aniversario, nuestro vínculo, nuestro moderno aporte al desarrollo de la animación en Latinoamérica, pero sobre todo el compromiso de seguir brindándoles a quienes nos esperan, con todo el amor del mundo que tenemos, nuestras producciones».
El diálogo con la también productora de Habanastation, El hombre que quería, Fernanda y el extraño caso del Dr. X y Mr. Jai, La noche que se perdió la luna y Mundo sumergido fue muy oportuno, minutos después de haber recibido el reconocimiento de manos de Tania Delgado Fernández, directora del Festival, al concluir el panel «65 años: El presente de una historia», realizado como parte de las actividades de homenaje del Sector Industria del evento a esta institución.
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