D.A.: No he tenido muchas experiencias amorosas. Hace meses me separé del que fuera mi esposo, pues me traicionó. No lo esperaba, ya que todo, al menos para mí, iba muy bien. Esta persona es el amor de mi vida y aunque parezca extraño todavía lo amo como el primer día. Antes me resultaba difícil confiar en alguien, pero ahora es imposible. Vivo esperando lo peor de las personas. Tengo una relación que aunque me gusta mucho, no llena el vacío que mi ex me dejó. ¿Es normal que sienta que ningún otro me va a gustar tanto como mi ex, que me sienta deprimida después de varios meses y no pueda simplemente olvidarme de él?
Olvidar un amor no es tan simple, ni tan rápido. Has podido dejar de verlo y hasta disfrutar de otra relación en tan poco tiempo. Pero el amor no se extirpa a voluntad. Este complejo lazo tiene una punta para bordear al ser amado, mientras la otra nos atraviesa para enlazarnos a nosotros mismos. Algo de ese amor puede irse con él, pero mucho se queda contigo hasta que logres asumir y arreglártelas con ese vacío que esta pérdida deja.
Para que una nueva pareja llegue a tener un lugar similar al de este amor es preciso cultivar una historia de complicidades, intimidad emocional y erótica, compromisos, confianza, creencias, etc. Para volver a amar habrá que esperar algo más que «lo peor». No se disfruta sin apostar a lo mejor, aunque no haya garantías de victoria.
Imponerse olvidar rápidamente y sin sufrimiento un amor solo nos lleva a demorar un proceso que, querámoslo o no, lleva un tiempo subjetivo, específico para cada uno de nosotros. Es preciso darle lugar al dolor de la pérdida, tanto como se le da a la ilusión amorosa.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica
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