M.A.: Mi situación se ha tornado crítica. Ya no sé qué hacer. Toda mi vida me he considerado heterosexual. Jamás miré a un hombre ni me atrajeron sexualmente. Tuve varias novias y siempre me sentí a gusto con ellas. Todo parecía encajar en mi vida. La cosa se empezó a complicar cuando descubrí que me estaba enamorando de mi mejor amigo. No era nada sexual, repito que nunca me han interesado los hombres sexualmente. Pero necesitaba tenerlo todo el tiempo a mi lado, saber dónde estaba y qué estaba haciendo. Si lo veía con alguien más, me molestaba; si se buscaba una novia, me ponía celoso, aunque nunca se lo demostré. Todo el tiempo pensaba en él, incluso soñaba con él todas las noches. ¿Me estoy volviendo gay? Necesito que me ayude. Tengo 24 años.
Te sugiero que visites a un especialista para analizar con detenimiento qué te está sucediendo. Lo que hoy parece ser el centro de tu problemática, pudiera ser consecuencia de otras críticas situaciones.
Lo que en verdad parece recurrente es tu impulso a controlar su vida, tu demanda de que él esté en función tuya, así como la concentración de tu existencia alrededor de él.
Algo dejó de encajar y él pasó a ocupar un lugar que no tenía, diferente al del placer y la sexualidad, lejano también al de la amistad. De hecho, tampoco tú estás disfrutando esa relación.
Cada vez soportas menos la separación de tu amigo y el lazo se torna más apretado para ti. Aunque se te parece a un enamoramiento, enfatizas que no es sexual esta obsesión. Por eso te invito a formularte otras interrogantes, antes que esta sobre tu identidad sexual. Será mejor si lo haces en compañía de un profesional.
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