A.D.: Hace ocho meses tengo una relación con una muchacha que no tomé en serio. Evité mostrarle lo mucho que me gustaba. Lo peor es que hace dos meses me fue infiel y no la he podido dejar. Cuando le hago el amor exploto apasionadamente y su compañía me es muy agradable. Deseo estar todo el día con ella. Yo nunca me había sentido así con nadie. El problema es que sigo pensando en lo ocurrido, sufriendo en silencio, a pesar de sus demostraciones de amor. No logro confiar en ella, ni dejarla. Crece lo que siento en nuestra intimidad. Creía que me gustan ambos sexos, pero desde que llegó a mi vida, olvidé a los hombres.
Te resistes a entregarte a esa pasión que vives con ella. Por consecuencia, al querer dejarla la buscas, al ocultar muestras tu apasionamiento, al evitar tomarla en serio te involucras más.
Fue necesario que ella pusiera en crisis la relación para que ya no te sientas tan confiado y te plantees seriamente apostar por ella. Tu experiencia personal te advierte que en ella puedes encontrar algo de lo que te es entrañable y no quieres dejar.
Vas aprendiendo que puedes apasionarte, pero no con cualquiera, ni bajo cualquier circunstancia. Las pasiones asustan, pues nos ponen frente a nuestra realidad más íntima y al mismo tiempo, recuerdan nuestra vulnerabilidad.
Todo parece indicar que es ella tu elección, solo que no podrás seguir simulándolo. Elegirla hoy es asumir tu goce en el amor, más allá de los ideales y de las fatuas apariencias.
Tendrás que encontrar nuevas maneras de arreglártelas con tu pasión y con esta mujer que bien te la evoca. No sin retos, no sin costos, no sin placeres.