J.P.: Estoy en una etapa de cambio. Llevo 14 años inclinado a la homosexualidad, pero como heterosexual curioso me ha ido muy bien en ocasiones. Con chicas me siento muy bien y estoy rechazando mi homosexualidad seriamente. No me ha dado nada bueno en tantos años. Necesito una mujer para organizar mi vida. Me siento fuerte y saludable como proveedor para construir una relación heterosexual formal, casarme, tener hijos. Laboral y socialmente me va a beneficiar. ¿Qué debo hacer en mi comportamiento para lograr mis objetivos? ¿Cómo podré lograr mi hazaña? Tengo 32 años.
Si en verdad hubiese una mujer con la que te pueda ir tan bien, se tejerá un vínculo más allá de la curiosidad inicial. En ese caso, solo habría que expresarse tal cual vas sintiendo.
Nada obliga a alinearse a uno u otro grupo, excepto los propios afectos. Por eso no ha de simularse una decisión tan significativa como la pareja. No se trata de elegir «a conveniencia», pues habrá un impulso erótico que se activa en determinadas condiciones más que en otras, con un tipo de persona más que con otro. Es importante condescender a los sentimientos experimentados, más allá de representar uno u otro ideal, personaje o etiqueta.
Las relaciones humanas nos dan placeres y problemas que suelen repetirse con independencia de una u otra persona. En esas repeticiones estamos implicados porque generamos un tipo de lazo y de obstáculo. Por eso, pudiera suceder que cuando te impliques con las mujeres más allá de la simple curiosidad, también sufras los problemas de los que hoy te quejas en tus relaciones homosexuales. ¿Qué es lo rechazado por ti? ¿Qué relación guarda contigo mismo?