Y. A.: A raíz de la ruptura de un matrimonio de muchos años mi vida personal ha sido un desastre. Mi ex esposo se enamoró de otra persona y continuó su vida. Yo recomencé la mía en otra provincia. Luego tuve algunos noviazgos, pero he sido abandonada. Todos alegan que soy muy buena persona, llena de atributos, pero no logran involucrarse en la relación ni enamorarse de mí. No sé qué sucede conmigo; no creo que sea un problema de físico. Me siento terrible y no sé cómo manejar la separación, sufro mucho y me deprimo. Lamentablemente mi situación laboral no me permite visitar a ningún especialista porque estoy albergada y aquí la vida social apenas existe. Creo que eso empeora mi situación.
Me parece muy bien que te preguntes qué sucede contigo y cómo puedes estar favoreciendo estas situaciones repetidas a pesar del dolor que te causan. Es muy lúcido que no atribuyas la causa ni al físico, ni a los otros. Si la misma situación se te repite, es probable que las condiciones también. Actuamos buscando placer, pero a veces cruzamos ciertas fronteras y encontramos dolor.
Llama la atención que luego de la separación de tu ex esposo hayas tomado mayor distancia hasta aislarte en otro trabajo, en otra provincia, albergada por la institución. Reconoces que eso empeora tu situación, pero si en ello encuentras satisfacción vale la elección de mantenerte aislada. ¿Acaso ese mantenerte alejada no estará presente también en las relaciones? ¿Acaso manejas cierta separación aun dentro de la pareja? Son temas para pensar, pero no tan sola, ni distante. Precisarás anudar algún lazo. Es necesario poder hablar y escuchar todo lo que podamos estar diciendo, aunque nos sorprenda, y ese es el beneficio de la escucha profesional.