S.B.: Tenemos una relación de unos tres años. Lo conversamos todo, raras veces discutimos y nos preocupamos mucho el uno por el otro. A pesar de estas cosas tan lindas, apenas hacemos el amor. La mayoría de las veces yo he sido quien ha frenado. Él tiene la típica fisonomía de un muchachito del pre. En un principio se veía mejor, pero ahora está increíblemente delgado. No es enfermedad; es que no descansa. Comienzo a verlo como a mi hermano, que tiene 15 años. He conversado con él e incluso le he comentado de mi pérdida de interés sexual. Por momentos me dice que hará ejercicios y un poco después nada. No quiero presionarlo, pero ya no me siento bien. A veces pienso que ya nos llevamos tan bien que quizá haya nacido alguna amistad por parte mía y no he querido admitirlo. Tengo 23 años.
Quizá es tiempo de valorar esta hipótesis con mayor detenimiento. Tu interés sexual hacia él se ha perdido a pesar de la buena relación que mantienen. Es el componente erótico un indicador útil para distinguir una buena amistad del amor.
Descuidas el hecho de que él parece sentirse bien y no se siente motivado por cambiar. Entonces tú deberás preguntarte si puedes amarlo tal como es (delgado, activo y sin querer cambiar su imagen).
Supones que si engorda o se pone fuerte tu deseo hacia él crecería. Te exhorto a encontrar otras posibles razones de tu pérdida de interés. Contempla también la posibilidad de que todo esto sea un intento de justificar el hecho de que ese hombre que antes te atrajo, hoy te resulta solo un buen amigo. Cuando la relación marcha bien es mucho más difícil y doloroso admitir que se perdió la conexión erótica. Pero ya no te sientes bien con esta situación. Entonces es momento de reconocer el problema y apoyarse en la calidad de la unión para enfrentarlo.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica, consejera en ITS y VIH/Sida y psicoanalista
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