Sexo sentido inicia el 2024 con un balance de temas y propósitos para este nuevo calendario, ajustado a los tiempos y maneras de comunicar con cada generación
La tarea más difícil
en la vida es la de
cambiarse a uno mismo.
Nelson Mandela, activista anti apartheid y expresidente de Sudáfrica
Sexo sentido inicia el 2024 con un balance de temas y propósitos para este nuevo calendario, ajustado a los tiempos y maneras de comunicar con cada generación
En esta ocasión te contamos los planes que tenemos para la columna Pregunte sin pena (PSP), la primera en surgir dentro de la página, a raíz de las numerosas inquietudes personales que llegaron a la Redacción cuando la periodista Aracelys Bedevia comenzó a develar las interioridades científicas, culturales y sociales de estos temas, por entonces mucho más cargados de tabúes y misterios.
Los mensajes llegaban sobre todo mediante cartas de papel, en muchos casos sin remitente reconocido, y la única posibilidad de respuesta era a través de la columna impresa, que entonces salía los sábados en la página 5 o la 8, según las prioridades editoriales del día.
Ni soñar en 2001 que las personas pudieran acceder desde su teléfono a una infinidad de sitios digitales más o menos profesionales para consultar en pocos segundos temas de su interés sobre salud o problemas de su intimidad, con la posibilidad además de comparar entre varias respuestas y elegir la que más se acercara a su filosofía de vida. De ahí la avidez por «la columna del condoncito en JR», como le llamaban muchos, sobre todo adolescentes y jóvenes.
Aunque para las nuevas generaciones suene rarísimo, ni siquiera teníamos entonces un sitio propio en internet, sueño que se concretó en 2006, y desde entonces la interacción con el público creció mucho más, sobre todo por vía electrónica y en comentarios dejados al pie de cada publicación.
¿Qué podría lograr alguien con una consulta impersonal y sin retroalimentación, en apenas 30 o 35 líneas, máximo espacio que permite el marco del emblemático condón sonriente? Pues mucho, les podemos asegurar, y no solo quién está detrás de la pregunta, sino cientos o miles más, en similar situación.
Al decir de la máster Mariela Rodríguez, titular del PSP desde que la columna se formalizó en 2001, la principal virtud de este rinconcito es naturalizar la duda, cualquiera que sea, y hacerle ver a quien pregunta que su inquietud es legítima y hay personas estudiando esas circunstancias para darles la mejor respuesta desde la evidencia científica, o que la misma situación la comparten muchas otras personas a lo largo del archipiélago cubano, e incluso fuera de él.
El siguiente mérito es que la especialista no da recetas, sino pautas para empezar a cuestionar, desde la aceptación de nuestras subjetividades, qué harías tú si te vieras en ese caso, a quién acudirías, y si le darías la misma importancia que quien confió en nosotras al enviar la pregunta.
Y eso nos lleva a un tercer logro: distinguir entre asuntos íntimos que solo llevan un poco de reflexión, privada o con la pareja, y otros que necesitan la escucha de un tercero, a veces para una mediación, otras para sugerir un tratamiento terapéutico y en no pocos casos para el acompañamiento legal de quien debe salir del rol de víctima y actuar en su propio beneficio inmediato.
Por cierto, vale decir por enésima vez que todas las columnas publicadas hasta esta fecha surgieron del público, por una vía u otra, y si muchos temas se volvieron recurrentes, fue porque cada generación que pregunta se ve atrapada en los mismos estereotipos que sus antecesores, aunque la tecnología cambie y la desfachatez parezca ganar terreno en esto de hablar más de sexo, muchas veces para ocultar lo que realmente siente o piensa quien se refiere a él.
Además de las más de mil respuestas compartidas de manera pública (unas 50 por año), en estos casi cinco lustros hemos derivado centenares de casos hacia especialistas de la sexología, la sicología, la urología y otras ramas de los servicios médicos o legales, y decenas de personas escribieron más de una vez para consultar sobre problemas propios o de amistades y familiares, porque vieron en este espacio un faro para trabajar en sí mismos.
A finales de la primera década e inicios de la segunda, en la Redacción recibíamos más de 600 cartas o mensajes digitales por año, y nuestra angustia era no llegar a personalizar todas las respuestas porque la vida no daba para tanto, en términos prácticos.
La mayoría de los temas fueron canalizados a través de los artículos principales de Sexo sentido, más amplios y con posibilidad de contrastar fuentes y posturas, o mediante materiales digitales que circulábamos por el correo digital, y no conformes con eso la labor de consejería desbordó el espacio de la columna y se multiplicó a través de la radio y la televisión, el teléfono, los talleres presenciales, las peñas y piyamadas, el blog de Cubahora y cuanta oportunidad encontramos en otros medios de prensa o de activismo social.
Pero los tiempos cambian, y aunque las direcciones del correo postal y digital son las mismas, ya esas vías quedaron obsoletas para iniciar el diálogo, pues mucha gente migró hacia las redes sociales como mecanismo de mayor inmediatez en su demanda de información, orientación y atención clínica sobre sexualidad.
Además, las preguntas son más complejas y el público habla menos desde la ignorancia y más desde la contrastación de criterios a partir de lo que leen o escuchan en otros confines, y de la propia educación sexual, que rinde frutos.
¿Significa eso que el Pregunte sin pena dejó de cumplir su objetivo mediático y social? No exactamente… Y aunque nos hemos encariñado con la imagen icónica del condoncito, es tiempo de variar diseños y actualizar propuestas, para seguir ofreciéndoles lo que el público espera de este espacio, donde el diálogo es sentido y la evolución, una práctica… Ya les contaremos sobre las novedades en la próxima semana.