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«A la piña» sin complejos

Los ejemplos de equipos mixtos o mentoras en Cuba por ahora se reducen al Baseball5 (modalidad reciente), y a la conducción de la selección femenina de softbol que ejerció hace unos años la receptora olímpica Luisa Medina

 

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

Desde hace meses, sostengo un debate con una colega holguinera sobre la imposibilidad de contar con una softbolista en cualquier equipo de la prensa del país, dada la rudeza de ese deporte, incluso cuando se juega en su modalidad «a la piña».

Sin embargo, valoramos que desde 1974 se aprobó la competición mixta en categorías infantiles en la beisbolera Serie Mundial de Pequeñas Ligas, y pudiera ser que quizá en dichas edades algo similar ocurriera acá…

A favor de sus deseos de inclusión surgieron la semana pasada pistas internacionales interesantes: una jovencita australiana incursionó en la pelota rentada de su país, y una muchacha estadounidense se convertirá en la primera mánager de una novena de Ligas Menores.

Casi sin argumentos para refutar, decidí indagar más en este tema del género al strike, y resulta que hay otras mujeres insertadas en conjuntos donde predominan hombres, provenientes de Japón, EE. UU. y otros países con tradición y suficientes eventos programados.

Tal es el caso de la nipona Eri Yoshida, que jugó en 2008 en un equipo de hombres, y la inicialista Diamilette Quiles, aceptada en 2019 en la Liga de Béisbol Superior Doble A de Puerto Rico.

En ese tipo de noticias prevalece la inmediatez de una entrada sobre el box, la descripción de un rol defensivo o un turno al bate. Solo eso. Casi nunca se sigue trayectoria ni evolución. Las sonadas irrupciones son más para romper el hielo en las redes, material de tuits o notas, que de perspectivas inclusivas sostenibles.

Tampoco en audiovisuales sus historias han sido recreadas en abundancia, ni documentales ni de ficción. Cito, sin abusar de la memoria, la película Un equipo muy especial, en la cual actúan Madonna, Geena Davis y Tom Hanks, que contó de mujeres que durante la Segunda Guerra Mundial sustituyeron en los terrenos a peloteros destacados.

Otro ejemplo fresco en el tiempo es Pitch, serie de ficción dedicada a una novata en el plantel Padres de San Diego, cuya única temporada al aire demuestra que esas cuestiones, tachadas de improbables, atraen escasa teleaudiencia.

Genevieve Beacom, adolescente australiana, debutó recientemente en el máximo nivel del béisbol en su país. Foto: Tomada de Melbourne Ace

Reflexiones por la goma

Los ejemplos de equipos mixtos o mentoras en la Isla por ahora se reducen al Baseball5 (modalidad reciente), y a la conducción de la selección femenina de softbol que ejerció hace unos años la receptora olímpica Luisa Medina.

De aprovecharse la combinación de género, a tono con lo practicado por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol, pudiera materializarse mejor en Cuba la alianza entre ambas disciplinas.

Desde su rango de deporte nacional, y ahora además en calidad de Patrimonio Cultural de la nación, el béisbol merece que se matriculen a chicas interesadas en este en las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE), aun cuando no esté proyectada por ahora dicha rama entre las posibles adiciones al programa olímpico, y ha de estudiarse su inclusión en los Juegos Escolares Nacionales.

También en áreas especiales y combinados deportivos comunitarios —base del deporte como derecho del pueblo que tanto ha de preservarse— se pudieran captar, además de potenciales softbolistas, a niñas inclinadas por la gran pasión patria.

Pensando en grande, sería propicio que compitamos aplicando la variante mixta bajo el amparo del convenio con las Pequeñas Ligas estadounidenses (entre lo poco del llamado Deshielo dejado en pie por Trump, Bolton y sus secuaces), decisión que apoyaría la voluntad del país de ir contra cualquier signo de «championismo» o machismo.

Sin embargo, la vida enseña que nada caminará por sí solo. Aunque estereotipos y barreras han ido desplomándose, es necesario continuar eliminando prejuicios latentes hasta en personas que nos consideramos de mente abierta y familias flexibles.

Así que, dadas las evidencias de calidad y oportunidad, me uno a mi colega para elogiar que una serpentinera colgó un cero en Australia, una japonesa tira curvas a lo Clayton Kershaw y a Rachel Balkovec le encomendaron las riendas en los Yanquis de Nueva York.

Y me sumo sin complejos a sugerir que las damas vistan el uniforme de sus territorios en las justas de la Unión de Periodistas de Cuba, organización que ya ha declarado su afán de desterrar el sexismo.

 

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