Según expresan rumores callejeros y reafirman especialistas en Sexología y Urología en nuestro país, en la última década ha ascendido de manera preocupante el número de hombres jóvenes que consume sildenafilo sin prescripción médica
En el sexo es fundamental respetarse y respetar a la otra persona.
Lara Castro, sexóloga española
Carlos tiene 19 años de edad. Estudia una ingeniería y es un joven lo suficientemente atractivo, inteligente y simpático como para despertar interés de quien quiera. Sus amigos lo respetan y apoyan, sus relaciones han sido estables y su vida sexual saludable, de momento sin sobresaltos.
Como muchos jóvenes, Carlos ha sentido necesidad de experimentar hasta llegar al punto máximo de sus capacidades. Aún sin vivencias traumáticas que lo justifiquen, decidió aventurarse con «la famosa pastillita azul», porque le prometieron que vería las nubes y se las mostraría, además, a su compañera de cuarto.
El desenlace pudiera haber sido magnífico, como se empeñan en narrar otros jóvenes que se sintieron complacidos, pero Carlos terminó en el cuerpo de guardia de un hospital con un intenso dolor en el pene, erecto por más de tres horas, y un dolor de cabeza insoportable. Por suerte, bastó drenar con una jeringuilla el miembro y no quedaron secuelas.
Según expresan rumores callejeros y reafirman especialistas en Sexología y Urología en nuestro país, en la última década ha ascendido de manera preocupante el número de hombres jóvenes que consume sildenafilo sin prescripción médica, tanto en su variante cubana como los productos importados de forma ilícita bajo el nombre, no siempre confiable, de Viagra.
Lo interesante del fenómeno es que este fármaco es vasodilatador (dilata los vasos del sistema circulatorio), no es un estimulante del deseo, y se destina a pacientes con disfunción eréctil luego de probar otras terapias cuyo uso implica menos riesgos físicos.
Cuando lo emplea un joven que no tiene problemas circulatorios ni dificultades con la erección puede provocarle priapismo, esa erección continua y dolorosa del pene que dura varias horas y requiere una intervención quirúrgica para resolverse.
Incluso, sin episodios traumáticos inmediatos, es un hábito peligroso porque crea dependencia y profundiza la inseguridad, baja autoestima o ansiedad del joven, lo que a la larga puede generar la temida disfunción, pero de origen sicológico, explica la siquiatra y sexóloga Elvia de Dios, terapeuta del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Además, las posibles reacciones al químico sobrepasan las ventajas que supuestamente trae su consumo si no existe la causa de base, que es la falta de erección: cefaleas, palpitaciones, enrojecimiento facial, congestión nasal, dispepsia… A esto se suma que algunos hombres no deben emplearlo porque son alérgicos a sus componentes o estos interfieren en sus tratamientos para enfermedades crónicas (como las cardiopatías).
También hay restricciones para hipotensos no controlados y hombres con retinosis pigmentaria, pues según alerta la experta cubana, estudios internacionales reportan daños en la visión, ya que esta droga relaja los músculos lisos mediante la inhibición de la producción de la enzima FDE-5 (5-fosfodiesterasa) pero también pueden inhibir la FDE-6, vital para la retina.
En los nuevos protocolos de atención a las disfunciones sexuales en nuestro país (en proceso de validación para generalizarse en todo el sistema de salud), se insiste en la rigurosidad de la prescripción del fármaco, acompañada de otras indicaciones, como su ingestión alejada de las comidas, alimentación baja en grasa en las horas previas y no tomar más de una píldora al día.
Resulta imprescindible desmitificar otros aspectos que la juventud maneja de forma inadecuada, pues la viagra no protege de ninguna ITS y su empleo no aumenta el apetito sexual: sin deseo y estimulación previa no conduce a nada positivo.
Esos jóvenes inseguros fuerzan un proceso que debería ser natural, espontáneo y placentero para ambas partes, en un intento de quedar bien por sobre todas las cosas. En ese estado, da lo mismo si usa alcohol, viagra u otros afrodisiacos naturales: el efecto esperado está en su mente, aunque su cuerpo sea quien sufra las consecuencias indeseables.
Una sexualidad saludable en todos los sentidos incluye desaprender prejuicios que señalan al hombre como mero responsable de la relación sexual y tomar en cuenta que en ese momento las responsabilidades se comparten por igual, así que las únicas dosis que deben mediar entre ellos son la de la atracción y la honestidad.