En días de fiesta, lo menos que alguien desea es estresarse. Aparentemente, todo el mundo piensa en la cena familiar, la ropa nueva, los mensajitos cariñosos, los planes de mejoría para el 2018… Sin embargo, algunos suelen vivir estas jornadas con angustia
Siempre hay quien sufre
con lo que otros gozan.
Proverbio popular.
En días de fiesta, lo menos que alguien desea es estresarse. Aparentemente, todo el mundo piensa en la cena familiar, la ropa nueva, los mensajitos cariñosos, los planes de mejoría para el 2018… Sin embargo, algunos suelen vivir estas jornadas con angustia, al punto de convertirlas en una fuente de malestar que le roba la salud, el sueño, el apetito y hasta las ganas de hacer el amor.
¿Cómo es que un mismo evento funciona de forma tan distinta para personas que comparten costumbres y realidades? La percepción subjetiva del entorno, la cultura y el sentido del humor resultan claves para entender esas diferencias.
Retos sencillos y a veces inevitables, como el paso del tiempo, son vivenciados como amenaza u oportunidad en momentos distintos de nuestras vidas y, toda esa agitación se acumula, si no aplicamos mecanismos agradables para desestresarnos con regularidad.
Aunque no nos marcan igual el eutrés positivo de anticipar un momento de dicha (un nacimiento, una relación nueva, una fiesta familiar…) que el distrés generado por algo negativo (divorcio, muerte de un ser querido, sospecha de traición…), ambos estados pueden ser nefastos si se sostienen por mucho tiempo y no aprendemos a manejarlos de forma creativa.
Así lo confirman más de tres décadas de estudio de la Doctora en Ciencias Sicológicas Alina Ortega, docente e investigadora cubana de gran prestigio y autora del libro Estrés, salud y sexualidad, editado por la Casa Capitán San Luis en 2009, y disponible en la red de bibliotecas de todo el país.
En el texto, la autora remite a investigaciones foráneas sobre este asunto que demuestran su matiz individualizado y también su alto componente cultural, pues en Estados Unidos, por ejemplo, la lista de estresores la encabezan la pérdida de la pareja y las reconciliaciones, mientras en España estos elementos son desplazados por otros temores asociados a la vida laboral y la salud física.
Un concepto esencial que maneja la experta es el de vulnerabilidad, pues si conocemos los factores que nos hacen particularmente más felices o infelices y sobre los que creemos no tener control, estaremos en mejores condiciones para evitar sus incómodas consecuencias, no solo físicas, sino relacionales, pues es difícil convivir con una persona que se acelera por cualquier eventualidad y no sabe cómo relajarse para transformar el entorno, o al menos adaptarse.
El estrés desmedido puede incrementar achaques y provocar incluso la muerte porque sobrecarga todos los sistemas biológicos y abre puertas a terribles aliados, como la poca autoestima, las enfermedades somáticas, el aislamiento, la depresión y la desesperanza.
Cualquiera puede hacer frente a esa epidemia de la modernidad si conoce y explota ciertos recursos amortiguadores descritos por la Doctora Ortega en su ameno libro: apoyo social, control, afrontamiento, personalidad, autoestima, asertividad, estilo de vida, eventos vitales y ambiente.
El libro contiene dos cuestionarios para que el público evalúe su grado de vulnerabilidad ante factores estresantes y el estado de salud general, muy útiles para amenizar una velada en casa con ánimo de descubrir las visiones particulares sobre este asunto y de buena fe revisar conductas, actitudes o situaciones para incluirlos en el nuevo proyecto de vida.
También sugiere cómo manejar el estrés y enriquecer la sexualidad, no solo desde lo teórico, sino que propone técnicas accesibles para el control de la respiración, la energía interior, la concentración y la relajación, así como sencillas modalidades de masajes, digitopresura y ejercicios de yoga que facilitan el camino hacia la plena felicidad y la adaptación saludable al entorno.
La asertividad es una característica de la personalidad promotora de autoestima saludable, y contribuye de manera apreciable al desarrollo de relaciones interpersonales facilitadoras de crecimiento personal y satisfacción emocional en los individuos. Está estrechamente relacionada con:
—Expresar los sentimientos directamente, positivos y negativos, de manera eficaz, sin humillar al otro.
—Practicar la escucha activa.
—Empatizar reconociendo las emociones de cada cual y establecer un control sobre las propias.
—Evaluar, conocer y defender los derechos de cada cual.
—Hacer un examen del reconocimiento y discriminación de cuándo, dónde, cómo, por qué emitir una respuesta asertiva concientizando las ocasiones en que la expresión personal es importante y adecuada, estimando que la manifestación individual es exponente del conjunto de las relaciones sociales.