Mi primer beso tuvo sabor a desesperación y locura. Fue una felicidad con alas, un pasaje a lo desconocido con ilusión incluida. Mi primer beso tuvo sabor a varón, a hombre, a fuerza sobre mis labios, sin olvidar el palpitar del corazón ni sus manos en mi rostro… Un sueño que quisiera que muchas jóvenes tuvieran.