Conocido como el libro de la sabiduría erótica es un camino para desentrañar los misterios de la sexualidad humana Pregunte sin pena Sabías que...
Besos, caricias, tiernos mordiscos, abrazos desesperados... pueden ser las señales perfectas del preámbulo amoroso. El clímax se acerca y la pareja se prepara para la explosión final.
Así describen muchos esos instantes de placer, donde son revelados, sin tapujos ni temores, los misterios del sexo. Sin embargo, ¿cuántos no se han cuestionado en esos minutos lo que falta aún por aprender?
Teniendo como precepto básico que las relaciones sexuales no son la esencia de una pareja sino otro de los pilares que la sustenta, no pocas personas buscan ayuda en la literatura erótica y especializada para paliar la monotonía, experimentar nuevas sensaciones, y más allá, descubrir los enigmas de la sexualidad.
Al preguntar a varios jóvenes dónde han buscado sus primeras lecciones sobre el acto sexual, la mayoría de ellos cita al mitológico Kamasutra. Nuevas generaciones se remiten al antiguo texto como un «excelente maestro» sobre las maneras de hacer el amor.
No se trata solo de relatos sino del aprendizaje de todo aquello que excita o provoca reacciones placenteras a través de los sentidos y sentimientos. Tradiciones amorosas que se han conservado y transmitido desde la India.
Aunque en algunas culturas occidentales se ha banalizado, este testamento se ha convertido en el tratado erótico más famoso, que apunta al amor de pareja sobre la base de la armonía, la compenetración espiritual y el placer.
A libro abiertoRecomendaciones sobre cómo cortejar a una mujer o cómo seducir a un hombre; meditaciones sobre el placer y las diferencias entre uno y otro sexo, son algunos de los puntos tratados en el Kamasutra.
Sin embargo, las referencias a afrodisíacos y la descripción de diversas posturas amatorias, han devenido sello de identidad de la obra. Jóvenes y adultos buscan en él un manual de «estilos y nuevas experiencias» para su vida sexual.
En el intento de lograr una mejor compenetración espiritual y física entre hombre y mujer, su autor, el sabio Vatsyayana, trata de exponer las condiciones especiales que permiten lograr el éxtasis en la relación de pareja.
Aunque algunos especialistas se han cuestionado su eficacia, muchos reconocen que estas proposiciones son adoptadas como nuevas iniciativas en las relaciones de pareja y han tenido muy buena aceptación.
Nombradas todas en lengua hindú, estas posiciones van encaminadas a un mayor disfrute del acto sexual, a la par que buscan romper rutinas y favorecer el goce de cada encuentro como único y diferente.
Estas posiciones describen a la mujer en diferentes ángulos respecto al hombre, y varían de acuerdo al gusto personal de cada cual y la creatividad de la pareja, en pos de recrear el período llamado clímax, más que el propio orgasmo.
Bocabajo, sobre sus manos y sus pies, piernas cruzadas, tomados por la cintura, de pie, sentados y recostados de lado son algunas de las posturas que en sus más diversas combinaciones refleja el Kamasutra.
En ellas la mujer y el hombre se adentran en un juego donde besos y caricias preservan el goce y la satisfacción sexual en una vivencia diferente.
Otro aspecto que señalan los «libros del amor» son los llamados placeres internos donde el arte de la unión carnal se conforma de diferentes maneras, y el cuerpo humano adopta las posiciones más increíbles para gozar mutuamente de la energía y la vivencia física.
Entre ellas se encuentran la mujer tendida de espaldas, sentada en las piernas del hombre, abrazando su cuerpo sentado a su lado, descansando lateralmente sobre la alfombra o la cama, mientras él la sostiene con ambas manos y la hace parte de su cuerpo.
Advierten los especialistas que estas posiciones no pueden ser practicadas por todas las personas, pues algunas son peligrosas en el caso de las embarazadas, las recién paridas, o las que padecen inflamaciones pélvicas, o en el de hombres que presenten algún trastorno.
De cabellos, mordisqueos y besosPara la cultura hindú, en el acto sexual —entendido como toda una puesta en escena— es importante cada gesto y detalle vivido. La forma en que se manipula, se mueve y se sostiene el cabello de la mujer adquiere gran interés.
Ya en la cultura occidental, con la presencia de modas disímiles, esta caricia no se circunscribe solo a las féminas sino que se concreta en uno y otro sexo.
La persona puede aprisionar el cabello entre sus palmas, por detrás de la cabeza, y al mismo tiempo besar a su pareja, y acariciarle.
En ese deleite aparecen otras caricias como los mordisqueos, uno de los placeres externos más llamativos y fundamentales, que según los expertos se aplican en las partes erógenas del cuerpo.
En ese acto cobran fuerza los abrazos, para los cuales existe variedad de formas. Entre ellas se encuentra la que simula trepar un árbol.
En ella el hombre está de pie y la mujer se apoya sobre su cuerpo. Luego, levanta la otra pierna hasta la altura de su muslo y se estrechan con profunda pasión. Así rodea la cintura con sus brazos de la misma forma en que un hombre lo hace cuando va a trepar una palmera, lo aprieta con fuerza, dobla el cuerpo sobre su compañero y lo besa como si estuviera sorbiendo el agua de la vida.
Para demostrar más cariño en esta posición se hace una estrecha presión de los brazos alrededor de la cintura, mediante el contacto de la frente, las mejillas, los ojos, la boca, los pechos y el estómago.
Es claro que además del abrazo, los besos tienen un papel fundamental, pues se considera uno de los signos más íntimos que indican un verdadero vínculo entre la pareja.
Ahora bien, existen diferentes lugares donde se puede besar a la pareja tales como el labio inferior, los ojos, las mejillas, la cabeza, la boca, los pechos, los hombros, las axilas, el ombligo, y los órganos sexuales.
Además se pueden utilizar variantes al hacerlo, entre ellos el llamado beso de la reconciliación. Consiste en que el hombre mantenga sus labios unidos a los de su compañera hasta que a ella «se le pase el enojo» y viceversa.
El beso de retorcimiento permite que la mujer acerque su boca a la de su pareja, y se correspondan besando el labio inferior, para luego, en juego suspicaz, se rechacen como modo de atracción.
Son muchas las formas en que los amantes pueden experimentar el placer de besarse. La esencia es lograr que mujer y hombre sientan en «cuerpo y mente» el goce exquisito de quienes se desean y anhelan el contacto íntimo.
Sentir entre dosEstá demostrado que el ser humano es un ente complejo (personalidad, tendencias genéticas, pasado cultural), donde la sexualidad juega un papel definitorio. Gracias a ella nacemos y somos capaces luego de unirnos y demostrar que amamos.
Más allá de un acto instintivo o rápido, hombres y mujeres, para lograr una buena compenetración de espíritus en el goce carnal, deben aprender a conocerse y sentirse, y sobre todo a despertar sentimientos.
El dejar a un lado viejos prejuicios, falsas concepciones y manipulaciones crea en las parejas la posibilidad de degustar la increíble práctica de los más diversos acoples eróticos.
Se trata de no adaptarse a una única fórmula, sino permitirse ese pasaje maravilloso donde damos rienda suelta a la imaginación y a las fantasías, en la búsqueda del verdadero placer sexual.