En territorios de Holguín y Sancti Spíritus, desde vehículos aéreos no tripulados se proyecta y ejecuta la agricultura de precisión
No pocos incrédulos corrieron hasta los bordes de los canales de la sabana del Sur del Jíbaro, en el municipio espirituano de La Sierpe, el primer día que sobrevoló allí un dron.
«¿Tan pequeño y puede acabar con las plagas?», fue una de las tantas preguntas que perturbó a los guajiros de ojos esparramados para no perderse aquel espectáculo llegado desde la ciudad.
Mas bastó que comprobaran los resultados para que fueran chistes muertos todo lo relacionado con aquellos «bichos feísimos», que con su carga mortal en la barriga parecían enviados por el mismísimo Steven Spielberg.
«Ha sido muy útil y ha contado con aceptación este proyecto, liderado por el Instituto Nacional de Granos, que usa la inteligencia artificial aplicada a imágenes para monitorear el cultivo de arroz», sintetiza el Doctor Pedro Meneses Dartayet, director de la Estación de Investigaciones de Granos Sur del Jíbaro.
Un estudio «ambicioso y muy complejo», de acuerdo con la calificación del propio investigador, que comenzó hace unos dos años, y en el que intervienen informáticos, cibernéticos, agrónomos, directivos y productores de instituciones y organismos como Geocuba y la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Sur del Jíbaro, de Sancti Spíritus, una de las entidades económicas más importantes del país.
«Esa empresa es de vital trascendencia por el volumen de hectáreas que se plantan en las sabanas sierpenses —unas 20 000 anualmente—, su alta mecanización y el uso de productos químicos. Al inicio, el proyecto se previó para el conteo de la población en los campos, determinar la existencia de la enfermedad piriculariosis —una de las de mayor incidencia y distribución en los sembradíos del grano en el país— y hacer estimados de rendimiento», acota el experto.
Mas hoy se pretende seguir minuto a minuto todo el proceso del cereal, desde el llenado de los campos hasta los parámetros de humedad para su cosecha, factores que posibilitan planificar la cadena productiva, las máquinas, la industria…
Cuba aplica el concepto de agricultura de precisión, originado en la década de los 80 en países con grandes superficies cultivables de acceso complejo. Para ello se apoya en aerotransportar conocimientos, panorámicas y prácticas en vehículos no tripulados, los llamados drones, cuya celebridad mundial suele basarse solo en imágenes captadas para películas y videoclips o en terribles incursiones bélicas.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista digital del Instituto de Investigaciones de Ingeniería Agrícola, de la autoría del holguinero Doctor Rodolfo Ríos, «el empleo de drones en Cuba toma cada vez más fuerza, debido a que cuentan con cámaras multiespectrales y térmicas que permiten obtener datos y características precisas de las explotaciones agrícolas, portar distintos sensores de medición y adquirir datos de grandes extensiones desde el aire. Son mucho más baratos que un satélite».
Aterrizado ese discurso en los campos arroceros del Sur del Jíbaro, por ejemplo, en el caso del conteo de población por campo, lo que se busca con la utilización de los vehículos aéreos no tripulados es evaluar esa población por rangos.
«Es decir, si es baja, superpoblada… y establecer de la manera más exacta posible el área neta poblada. Mientras que en las labores de fumigación de sitios específicos —actividad que se realiza en zonas donde su complejidad dificulta el uso de la aviación— tiene un impacto en el aumento de la eficiencia y la productividad, al disminuir las pérdidas de pesticidas y fertilizantes», acotó el espirituano Meneses Dartayet.
Pasados unos cuantos meses de la utilización de drones en La Sierpe, afloran tres resultados que confirman su factibilidad: se han obtenido mayores rendimientos, por la precisión de las fumigaciones se han reducido las pérdidas de los químicos —costosos en el mercado internacional— y se reduce el recurso humano expuesto a esa actividad, así como se conoce con detalles todo el proceso productivo y también se ahorran gastos en el pago a terceros, como la Empresa Nacional de Servicios Aéreos (ENSA).
«Este es solo un paso dentro de la implementación de acciones de la agricultura inteligente, pues lo que se quiere es ir a muchos más procesos y que, en un rango de días relativamente corto, productores y directivos tengan en sus manos datos de relevancia que puedan contribuir a la toma de decisiones para mejores campañas», concluyó el director de la Estación de Investigaciones de Granos Sur del Jíbaro.
El holguinero Álvaro Niebla —apasionado del aeromodelismo desde adolescente— ocupó gran parte del período más intenso de la pandemia en materializar uno de sus sueños: diseñar y construir modelos de aviones y planeadores.
Álvaro Niebla transmite su pasión por el aeromodelismo a estudiantes del IPVCE de Holguín. Foto: Alexis del Toro
Bastó que cayera en las manos del Doctor Rolando Esteban Simeón, director del Centro de Estudios de Diseño y Fabricación Asistidos por Computadoras (CAD/CAM) de la Universidad de Holguín (UHo), uno de los biplanos acrobáticos de ala elíptica —cuyas singularidades lo distinguen en Cuba y el mundo— nacido del ingenio del joven Niebla para que le propusiera incorporarse a un proyecto de CAD/CAM y Geocuba de mantenimiento, reparación y construcción de drones.
Explica el Doctor Simeón que «la universidad ha trabajado en desarrollar drones, e inclusive en lograr el mantenimiento y reparación de estos. Se han elaborado un grupo de investigaciones que reflejan el desarrollo, análisis de vuelos y otros elementos. A Niebla, alumno de 5to. año de Ingeniería Mecánica del curso por encuentros de la UHo, le dimos la tarea de diseñar uno, fabricándolo en dependencia de la demanda de carga y la acción a realizar.
«CAD/CAM posee herramientas paramétricas para facilitar el proceso de diseño de drones que servirían en el control de siembras, humedad, plagas y otras faenas. Añadirlos a nuestras investigaciones, las cuales abarcan muchos campos, es algo muy positivo. Como antecedente no debe dejar de mencionarse las réplicas de hélices o aspas elaboradas aquí con la cooperación de un trabajador por cuenta propia».
La pasión de Álvaro Niebla por el diseño y construcción de aeronaves ha sido transmitida a varios estudiantes del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas José Martí, de Holguín. Entre los frutos más palpables se distingue el interés de varios de los alumnos que se han unido al proyecto universitario en su carrera y en otras del área de las ciencias técnicas.
«A partir de sus propias ideas debatimos, ya han diseñado aeronaves y está próximo el momento en que las construyan —reconoce Niebla—. Cuentan sus propuestas en mi material de tesis, inicialmente enfocadas en la modelación de un rotor coaxial».
El dron en cuestión estaría especializado en detección y fumigación de plagas en la agricultura, y quisieran añadirle otras funciones, para lo cual identifican capacidades.
«En CAD/CAM piensan vincularlo con principios de programación para que el control del equipo se realice por computadora, con códigos binarios, que ejecuten rutas y operaciones sobre el mismo campo de vuelo», comenta Niebla sobre este polirrotor con sello holguinero que en un futuro no muy lejano será utilizado en nuestros campos, donde ya muchos hombres y mujeres miran con buenos ojos los extraños artefactos que contribuyen a que la tierra para mejores frutos.