Para su más rápida curación se recomiendan lavados oculares con agua hervida, no tocarse los ojos, hervir a diario toallas, pañuelos y fundas, no forzar la vista durante varios días y sobre todo no automedicarse
La conjuntiva es la membrana mucosa y transparente que tapiza el globo ocular, y recubre el interior de los párpados y ayuda a lubricarlos. Por su exposición a agentes externos, dicha membrana es especialmente susceptible a traumas, infecciones y reacciones alérgicas que la llevan a inflamarse, provocando la conjuntivitis.
Cuando la inflamación responde a una enfermedad viral de tipo hemorrágica, puede trasmitirse a otras personas que entren en contacto con secreciones oculares y salivales del individuo enfermo, sobre todo durante la fase más aguda de la enfermedad que dura cinco días como máximo.
El período de incubación de la infección es de 12 a 72 horas y su inicio es repentino, con enrojecimiento, dolor, picazón, sensación de cuerpo extraño en uno o ambos ojos, edema en los párpados y hemorragias subconjuntivitales.
La conjuntivitis hemorrágica se reportó por primera vez en Ghana en 1962, y llegó a Cuba como epidemia en 1981. Actualmente se considera una enfermedad endemoepidémica en la Isla, con brotes más frecuentes entre septiembre y diciembre.
Para su más rápida curación se recomiendan lavados oculares con agua hervida, no tocarse los ojos, hervir a diario toallas, pañuelos y fundas, no forzar la vista durante varios días y sobre todo no automedicarse: el diagnóstico y el tratamiento a seguir en cada caso deben ser indicados por un oftalmólogo.