Reveladoras conclusiones de una expedición de científicos cubanos y estadounidenses
Las comunidades arrecifales profundas cubanas gozan de excelente salud; en ellas viven más de 130 especies de peces y 260 de esponjas, y se indaga la posible existencia de nuevos organismos, reveló una investigación de estudiosos cubanos y estadounidenses en una ruta que abarcó 1 430 millas náuticas a lo largo de la Isla.
Según explicó a JR Carlos Alberto Díaz Masa, director del Centro Nacional de Áreas Protegidas —institución coordinadora del bosquejo—, se pudo constatar un ambiente saludable con suficiente oxígeno disuelto, lo que ayudará a tener una línea base para los trabajos futuros respecto a las incidencias y la mitigación de los efectos del cambio climático.
La exploración se llevó a cabo en colaboración con el Instituto para la Exploración, Investigación y Tecnología Oceánicas de la Universidad Atlántica de la Florida y el Instituto de Estudios Marinos y Atmosféricos de la Universidad de Miami, expone una información del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Por la parte cubana participaron el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana, el Instituto de Ciencias del Mar, el Acuario Nacional y el Instituto de Meteorología, pertenecientes a la Agencia de Medio Ambiente del Citma.
Concluida el pasado 12 de junio, la pesquisa permitió un acercamiento a la distribución de los arrecifes mesofóticos —comunidades a una profundidad de entre 30 y 200 metros de la zona donde penetra la luz—, comparar su salud y la conectividad física, genética y ecológica entre estos y con los sistemas de arrecifes poco profundos, así como con otros en el sudeste de Estados Unidos y el Golfo de México.
Durante la primera parte del bosquejo, que incluyó la zona occidental de Cuba desde La Habana hasta Cienfuegos, los científicos dicen haber observado una cantidad de especies impresionante. Asimismo, en la zona de Cayo Coco, del archipiélago Sabana-Camagüey, se registró un récord de 62 metros de profundidad para el alga verde calcificada (Udotea occidentalis), y de 120 metros para la especie de Anadyomene.
Los anuncios se hacen también por los propios protagonistas de la travesía en el blog de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica del Departamento de Comercio de los Estados Unidos (NOAA).
Entre los resultados se destaca también la observación, en cada estación profunda —menor de 150 metros—, de una gran cantidad de clorofila, que puede llegar hasta 120 metros, lo que indica la presencia de algas a esta hondura, una importante fuente de alimento para corales y otros organismos.
Otros hallazgos interesantes fueron la existencia de especies no comunes en el área, como el alga marrón (Sporochnus pedunculatus), a 45 metros de profundidad en Cayo Sabinal, en el archipiélago Sabana-Camagüey.
La incursión científica formó parte del plan de actividades aprobado en noviembre de 2015, entre los Gobiernos de ambos países, para la implementación del Memorando de Entendimiento sobre Áreas Marinas Protegidas, firmado entre la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica (NOAA) y el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, y el Citma, de Cuba.
Lo preocupante es que estas experiencias tan enriquecedoras para la comunidad científica y el conocimiento de la diversidad marina de ambas naciones podrían afectarse tras el giro dado por Donald Trump a la política de acercamiento iniciada por Obama.