Descubren en Boca de Jaruco, Mayabeque, importantes evidencias patrimoniales vinculadas a un sistema defensivo de los siglos XVIII y XIX
Recientemente una campaña de excavación arqueológica se propuso develar los secretos del antiguo sistema defensivo costero que protegió la ensenada y la desembocadura del río Jaruco, principal acceso fluvial a las poblaciones de la ciudad condal de San Juan de Jaruco y San Matías de Río Blanco «el Nuevo» o «de Los Almacenes». Este cauce era considerado la «llave» de las comunicaciones entre la capital y la parte centro oriental de la entonces provincia La Habana.
Arqueólogos e investigadores del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana, los Museos de Santa Cruz del Norte y Madruga, el Departamento de Patrimonio de la Dirección Provincial de Cultura de Mayabeque, juntamente con integrantes de los comités espeleológicos de Artemisa y Mayabeque, pertenecientes a la Sociedad Espeleológica de Cuba, realizaron entre el 31 de julio y el 13 de agosto pasados el primer Taller Nacional de Arqueología Militar San Dionisio, en el poblado Boca de Jaruco, Santa Cruz del Norte.
El sistema defensivo San Dionisio se constituyó a partir de 1793, por iniciativa de un grupo de hacendados azucareros y con la participación del Real Consulado de Agricultura y Comercio, como respuesta a los frecuentes ataques procedentes de varias latitudes, los cuales interferían el cotidiano tráfico económico entre los diversos puntos de las zonas costeras habaneras y el principal puerto de la capital de la Isla.
El torreón y atalaya del emplazamiento se concluyeron el 31 de agosto de 1797 y su fábrica (construcción de piedra o ladrillo y argamasa) estuvo a cargo del maestro de obra Dionisio Veitía, con un costo de 2 769 pesos y 32 reales.
En 1826 el capitán general Francisco Dionisio Vives promovió en el lugar una nueva intervención constructiva y modernización del tipo «batería de costa», la que finalizó en 1827, momento en que toma el nombre de Batería de San Dionisio, en honor a Vives.
El actual sitio histórico-arqueológico testimonia las múltiples intervenciones, modificaciones y agregados. Los valores patrimoniales hasta hoy preservados informan sobre la tipicidad del baluarte militar y dan cuenta de los cambios de uso de este espacio, con fines militares y civiles, por más de dos siglos.
La actual campaña fue dirigida por el máster en Arqueología y arquitecto Jorge F. Garcell Domínguez, del departamento de Patrimonio de Mayabeque, quien condujo al equipo en la localización de varias estructuras arquitectónicas fundamentales, entre ellas la primera hilada o base del otrora torreón o atalaya, realizada en grandes bloques de cantería, colocados en forma circular, con un diámetro de 6,87 metros y un espesor de 1,30 metros.
Esta construcción, que alcanzaba las siete varas (en total 5,85 metros) de altura, fue destruida por un bombardeo de la armada yanqui durante el bloqueo a La Habana en 1898 y su demolición tuvo lugar en el período de ocupación del sitio por la Marina de Guerra en la época republicana. La ruina se halló oculta bajo una gruesa capa de hormigón y otros rellenos, en un área que era usada como pista de baile.
Durante la excavación se ubicó, además, el antiguo aljibe, en muy buen estado de conservación, y un sistema de tres artesas para la colecta de agua pluvial, recogida mediante la canalización de los techos y utilizada como agua potable.
También se encontró la cimentación de una construcción, ubicada a la entrada del espacio amurallado, y que pudo haber sido una garita o cuartel de soldados que conectaba con el embarcadero y las áreas de baño en el litoral costero mediante un acceso muy bien construido.
En torno a esta construcción se localizaron huellas de postes clavados en la roca y la base de un muro paralelo, muy antiguo, al parecer correspondiente a una primitiva edificación en el mismo lugar. Todas estas estructuras se encontraron ocultas bajo una espesa capa de relleno compacto empleado en la nivelación del terreno a partir de su uso como centro recreativo.
Sumergidos en el litoral, se localizaron tres cañones que formaron parte del sistema defensivo.
La campaña de excavación arqueológica, de 15 días, arrojó evidencias sustanciales sobre el conjunto de edificaciones que formaron parte del baluarte defensivo y permitió dejar expuestos algunos de sus valores históricos-monumentales. Desde el punto de vista arquitectónico-militar, la batería San Dionisio sintetiza varios momentos evolutivos de los sistemas defensivos y tácticos militares costeros en el occidente de la Isla, y constituye uno de los pocos ejemplares de esta tipología constructiva que se conserva hasta hoy.
Este sistema se corresponde con el tercer y el cuarto períodos de fortificación de la Isla, desarrollado entre 1797 y 1868, como respuesta estratégica a diversos factores derivados de la geopolítica imperial y el traslado a América de las guerras europeas.
El Taller Nacional de Arqueología Militar San Dionisio tendrá una nueva convocatoria en el primer semestre de 2013, lo cual contribuirá a profundizar en el conocimiento de área, al tiempo que redundará en la preparación de futuros profesionales de la arqueología.
En su pasada edición, científicos e investigadores desarrollaron además una importante actividad comunitaria
con el objetivo de incentivar el interés por el patrimonio y la historia local en los pobladores y visitantes de Boca de Jaruco.
Charlas, conferencias y la inserción de algunos vecinos en las tareas de excavación fueron algunas de las acciones llevadas a cabo. Hay que subrayar el permanente apoyo del Gobierno y las direcciones municipales de Cultura y Educación de Santa Cruz del Norte, del Consejo Popular de Boca de Jaruco, con sus delegados y vecinos, así como de las direcciones provinciales de Cultura y Transporte de Mayabeque.
Jorge Garcell explicó que «ahora el reto mayor está en la conservación y gestión de los valores desenterrados, los que pudieran ser afectados por factores medioambientales y antrópicos», e insistió en el interés turístico que puede tener el sitio a partir de su cercanía a la base de campismo Boca de Jaruco y el hotel de Jibacoa.
Los investigadores comenzarán la confección de un expediente conjunto sobre el sistema defensivo San Dionisio y la grada aledaña, utilizada en la construcción naval desde el siglo XVI, para su protección como Monumento Nacional.