Dar y recibir sangre son actos de mucha responsabilidad. Conocer tu grupo sanguíneo puede salvar tu vida y la de otras personas. ¿Sabes cómo prepararte para una donación?
Una transfusión sanguínea homóloga (de un individuo vivo a otro) es un trasplante de órgano. De hecho es el más antiguo, el más común y el que más vidas ha ayudado a salvar en todo el mundo. Pero, como todo proceder médico invasivo, tiene también sus riesgos: los seres humanos no tenemos el mismo tipo de sangre y por tanto no podemos recibirla indiscriminadamente de cualquiera.
Tampoco debemos darla sin tomar medidas para hacer que el esfuerzo no sea en vano. En la validación de los componentes sanguíneos destinados a la asistencia médica, cerca del diez por ciento de las donaciones se desechan porque contienen mucha grasa (lipemia) o el proceso apunta a una posible presencia de virus transmisibles durante la transfusión, explicó a JR el doctor René Ortega, director del Banco Provincial de Sangre de La Habana.
Puede que al final sea una falsa alarma (algo esperable por el alto nivel de sensibilidad de las pruebas aplicadas), pero igual esas bolsas se destruyen para estar siempre del lado de la máxima seguridad, apuntó el también coordinador del Programa de Sangre en la capital, quien alabó la exquisitez que aportan los ensayos del laboratorio de biología molecular (PCR), aplicados a las donaciones capitalinas desde el año 2009, además de las tradicionales pruebas a que se somete la sangre extraída en las demás provincias.
De un promedio histórico de 130 000 donaciones al año, La Habana logró bajar sus necesidades a unas 100 000 (una por cada 22 habitantes). Eso implica comprometer a no menos de 250 donantes por día, de los cuales 80 deben ir directamente al Banco Provincial, sito en la calle 23, entre 2 y 4, en el Vedado, para garantizar la obtención de productos de corta vida, como los concentrados de plaquetas.
Y no es que la población habanera se opere más: buen número de las cirugías efectuadas en sus hospitales benefician a personas de otras provincias para cuyas patologías solo existen recursos en la mayor urbe, fenómeno bastante común en todos los países debido al grado de especialización alcanzado por el personal y la tecnología médica en este siglo.
Desde octubre pasado, en los quirófanos habaneros se realizaron cerca de 50 000 intervenciones, casi todas planificadas cuidadosamente para contar con la sangre precisa en el momento oportuno, dijo la doctora Yamila de Armas, vicedirectora de Asistencia Médica de la Dirección Provincial de Salud.
De esas operaciones 177 fueron trasplantes de órganos, incluidos uno de corazón, diez de hígado y 17 de riñón. En estos casos la demanda de componentes sanguíneos varía según el estado del paciente, las complicaciones operatorias y las maniobras en el salón para reutilizar su propia sangre; pero cuando se empieza, las bolsitas tienen que estar ahí.
Autoridades de Salud explicaron que en el año cederista 2009-2010 se alcanzaron 105 000 donaciones voluntarias, eliminándose paulatinamente las donaciones familiares. En el presente año superaban las 67 903.
«Desde agosto de 2010 logramos estabilizar las donaciones voluntarias», apuntó la doctora De Armas. Claro que las personas se sensibilizan más cuando tienen familiares en esa situación y se acercan al banco de sangre para contribuir, con lo cual ayudan a otros pacientes y completan la reserva para casos de emergencias que siempre tiene la capital.
«Si se acerca un ciclón frenamos las cirugías electivas y acumulamos más sangre», detalló el doctor Ortega. «Al iniciar y cerrar cada día chequeamos la sangre disponible y tomamos medidas para que no falte lo imprescindible en cada grupo».
La estrategia del país para que este recurso rinda más incluye otras acciones, acota la doctora De Armas: planificar mejor las cirugías en pacientes con grupos sanguíneos raros, incrementar los procedimientos de mínimo acceso e insistir en la indicación correcta de transfusiones preoperatorias y hemoderivados.
También se promueven técnicas de ahorro como la hemodilución normovolémica y autodonación (extracción previa para contar con sangre de la misma persona y aplicarle una transfusión autóloga. Para mantener el volumen de sangre circulante se emplean otros líquidos, como la solución salina).
No se quedan atrás los propósitos educativos: mejorar la cultura de salud en el personal de este sector y la población general debe ayudar a ser más eficientes. El Banco Provincial organiza talleres para profesionales, dicta teleconferencias para la educación primaria y hasta apadrina un círculo de interés pioneril sobre la temática, recalcó el doctor Ortega.
Para donar sangre de calidad es recomendable chequearse sistemáticamente la tensión arterial y los parámetros sanguíneos (hemoglobina, colesterol, serología) y llevar una vida sexual responsable, con prácticas protegidas.
También es importante elegir un régimen sano de alimentación, especialmente durante las 24 horas previas a donar: cero consumo de alcohol, ingerir té o café con moderación y evitar alimentos con grasas muy saturadas, como la carne de cerdo y sus derivados. En las cuatro horas previas a la extracción hay que abstenerse de ingerir alimentos, incluso lácteos; en cambio tomar agua o jugos naturales ayuda al torrente sanguíneo y acorta el tiempo de donación.
Cada bolsita de sangre puede ayudar a más de una persona. La sangre total no se utiliza directamente en transfusiones, sino que se procesa para separarla en sus componentes según las exigencias médicas actuales, acotó la doctora De Armas. Los concentrados de plaquetas o trombocitos se emplean para controlar y evitar hemorragias en pacientes con trombopenia (déficit de estas células, que son las más pequeñas de la sangre y de muy corta vida). Los concentrados de eritrocitos (también nombrados glóbulos rojos o hematíes) se emplean en personas anémicas. El plasma sanguíneo se utiliza sobre todo en la preparación de concentrados de proteínas para combatir enfermedades como la hemofilia, inmunodeficiencias y trombosis, entre otras.
Conocer tu grupo sanguíneo y factor Rh puede salvarte la vida en un momento determinado y ayudarte a salvar las de otras personas. Estos caracteres genéticos son estables y se heredan por línea materna, paterna o ambas. Para descubrirlos basta una prueba muy sencilla: un pinchazo en el dedo una única vez.
En 1901 el médico austriaco Karl Landsteiner (1868-1943) describió los cuatro grupos sanguíneos humanos básicos, por lo cual, junto a otros resultados de investigaciones, en 1930 recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.
Se sabe que al interior de cada grupo hay varios subgrupos, pero en general comparten antígenos y anticuerpos tal como se describen en la tabla. La distribución varía entre naciones, pero el más abundante es el grupo O, seguido del A, el B y el AB.
Lo ideal es transfundir al paciente con sangre de su mismo grupo, pero en una situación de extrema urgencia los tipo A y B pueden asimilar sangre del grupo O, y las del AB reciben de todos los demás.
Para más complejidad, en 1940 se descubrió que la mayoría de la población tiene además otro antígeno D, al que llamaron factor Rh porque se confirmó en monos Macacos rhesus. Quienes no tienen ese antígeno son Rh negativos y no pueden recibir transfusiones de individuos Rh positivos.
En Cuba se estima que el diez por ciento de la población es Rh negativo. Quienes pertenecen a esos grupos pueden resultar donantes muy valiosos para el sistema de salud. Por ejemplo, en la capital se recogieron en el último semestre unas 6 700 bolsas de sangre Rh negativo que aportaron 2 230 concentrados de eritrocitos, usados en 743 pacientes. Las combinaciones más escasas son la O negativa y la AB negativa, confirmó el doctor Ortega.
Las personas de esos grupos deben tomar muy en cuenta esa rareza suya para cuidarse más y evitar situaciones de riesgo que los lleven a pérdidas significativas de sangre, como accidentes, abortos o cirugías mayores innecesarias.
La cifra ideal de donantes bajo control en la capital sería de unos 50 000, afirma Ortega. Hoy el 80 por ciento de la sangre que se procesa proviene de unos 40 000 donantes habituales, cuya edad promedio es de 34 años.
Pide una prueba de grupo sanguíneo en un policlínico, hospital o banco de sangre de tu provincia, y si tienes entre 18 y 60 años, llevas una vida saludable y no padeces de enfermedades crónicas, puedes sumarte al movimiento de donantes por tu CDR o centro de trabajo o estudio.