En Cuba los animales de trabajo continúan siendo una opción necesaria. Sin embargo, en ocasiones son víctimas de maltrato y sobreexplotación
Aunque las sofisticadas computadoras, industrias automatizadas y robots han hecho más fácil la vida de los hombres, estos no han logrado sustituir de manera absoluta a los animales de trabajo. Caballos, bueyes y asnos continúan siendo una opción útil y rentable en muchos países, que ahorran así millones de toneladas de petróleo.
Sin embargo, no son pocos los que en nombre de la productividad y la eficiencia hacen caso omiso a los derechos y libertades más elementales de estos animales y retribuyen su esfuerzo mediante aguijonazos, hambre y sobreexplotación.
En Cuba, pese a la paulatina introducción de avanzadas maquinarias para las labores agrícolas, y de medios de transporte modernos, los animales de trabajo continúan siendo una opción necesaria y sustentable. Un reciente censo nacional pecuario indica que en la Isla existen más de 700 000 animales de este tipo.
Los caballos, si bien han sido una opción de transporte útil y extendida en varias zonas del país, son actualmente una de las especies que más sufre las consecuencias de la insensibilidad de sus dueños.
Según el Doctor en Medicina Veterinaria Héctor Pérez Esteban, profesor titular de la Universidad Agraria de La Habana, uno de los problemas más graves radica en la mala confección y el empleo incorrecto de los arneses, que provocan graves lesiones en la piel de los caballos.
«Es muy común encontrar el arnés mal ajustado —muy apretado o demasiado libre— y el empleo de materiales inapropiados para su confección como gomas o alambres», explicó Pérez Esteban.
El fenómeno se repite en bueyes, mulos y asnos, empleados fundamentalmente para el trabajo agrícola, transporte de personal y carga en zonas montañosas, tracción de carretas y agricultura de ladera.
Pérez Esteban indicó que es usual encontrar la montura mal colocada, lo cual origina alopecia, edemas, cicatrices, piel engrosada, bursitis y dolor toracolumbar.
Aunque existen pocas referencias sobre el impacto del exceso de trabajo en estos animales, una investigación de la Universidad de Granma puso en evidencia el abuso y la sobreexplotación que a menudo sufren.
En un estudio a un grupo de bueyes se constató que no consumían la cantidad de materia seca (pasto sin contenido de agua) necesaria para satisfacer su demanda energética.
«También es muy común ver agricultores aguijoneando a estos animales para que se desplacen por el campo que se está arando, en el momento en que están rumiando».
El bienestar animal es un tópico bastante joven entre la comunidad veterinaria del país. Fue en el año 2000, durante la Asamblea General de Asociados del Consejo Científico Veterinario de Cuba, que comenzaron a plantearse con mayor fuerza algunas preocupaciones en torno a la temática.
Algunas apuntaron hacia los pesos excesivos para animales de tiro y carga, la sobreexplotación en los usados para el transporte, manifestaciones de maltrato y abuso, insuficiente aplicación de multas o sanciones a infractores, así como la falta de una legislación integradora para su protección legal.
A partir de ese momento se trazaron estrategias con vistas a introducir el bienestar animal en los estudios de pregrado y postgrado de la especialidad de Veterinaria, actualizar y divulgar la legislación vigente y trabajar en función de su culminación.
Ya existe un anteproyecto de ley sobre el tema, que aún aguarda por ser aprobado para poder entrar en vigor.
En un país como el nuestro, donde se apuesta por un modelo social cada vez más justo y humanitario, bien valdría continuar fortaleciendo valores como el amor y la compasión, que son igualmente buenos cuando se profesan a una persona o a un animal.
Como diría una vez el abogado, pensador y político indio Mahatma Gandhi: «La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que son tratados sus animales».