Aprender cómo se desencadenan las enfermedades autoinmunes es básico para destruir tumores. Desde esa esencia se indaga en el Centro de Inmunología Molecular, que ya obtuvo por ese principio la vacuna contra el cáncer de pulmón
Las enfermedades autoinmunes resultan todavía un misterio para la ciencia. Los métodos de diagnóstico que permiten probarlas son un descubrimiento relativamente reciente en la práctica médica, pero se estima que existen alrededor de cien tipos y algunas poseen síntomas similares.
Según advierte el doctor José Enrique Montero Casimiro, investigador del Centro de Inmunología Molecular, eso dificulta a los profesionales de la salud dar un veredicto sobre el padecimiento de una de estas enfermedades, y en caso de alguien padecerla, definir de cuál de estas se trata.
Precisa que en muchas personas los primeros síntomas son cansancio, dolores musculares y fiebre. Asimismo llama la atención sobre algunas enfermedades autoinmunes que desencadenan procesos inflamatorios severos con trastornos eventualmente letales, incluso en personas jóvenes, como el lupus y la esclerosis múltiple, que afectan ocasionalmente a mujeres luego del parto.
Las enfermedades autoinmunes se manifiestan cuando nuestras defensas o sistema inmunológico funcionan de un modo anormal, reaccionando frente a algunas células como si fueran contrincantes y, por tanto, dañándolas.
«Ese desequilibrio puede afectar solo un tejido, un órgano o varios, y acaba produciendo cambios en estos. Cada vez nuestro sistema inmune verá esta zona como un cuerpo extraño. Es bastante similar a lo que ocurre con las alergias, en las que el cuerpo reacciona de un modo desequilibrado frente a sustancias inofensivas para nuestra salud», señala Montero.
El especialista apunta que los órganos y tejidos más afectados son la piel, los músculos, las articulaciones, los glóbulos rojos y otros componentes de la sangre, y algunas glándulas como el páncreas o la tiroides.
Estas enfermedades están catalogadas como crónicas no transmisibles, y tienen un elevado nivel de prevalencia en los países ricos (alrededor del cinco por ciento de la población), donde las enfermedades infecciosas no abundan.
Cuba necesita elaborar estadísticas más claras sobre dichas dolencias, pero según Montero también pueden repercutir mucho más casos de enfermedades autoinmunes que infecciosas.
Según los especialistas estos padecimientos parecen desencadenarse por diversos factores, entre ellos los de naturaleza genética, ambiental (como la exposición a patógenos virales y bacterianos, tóxicos químicos, los niveles hormonales, la dieta, el déficit de vitaminas, el hábito de fumar y el estrés), así como deficiencias de la regulación inmune. Las mujeres presentan mayor riesgo de sufrirlas.
Por su tendencia familiar hubo esperanzas de detectar qué nos predisponía para padecerlas, mediante el mapeo del genoma humano, según el estudioso; sin embargo no basta saber solo sobre los factores genéticos; también se requiere dominio sobre las deficiencias regulatorias en las células inmunes.
El doctor José Enrique Montero considera que al tratar el tema de las enfermedades autoinmunes no deben obviarse dos conceptos: tolerancia inmune y autoinmunidad, y hay que preguntarse cómo lograr la inducción de tolerancia permanente en pacientes donde esta se va de control.
«Hoy existen evidencias sustentables de que cerca del diez por ciento de las células inmunes o linfocitos son capaces de mantener la tolerancia del resto mayoritario. Entiéndase tolerancia inmune como el control de la inmunidad contra las moléculas propias del individuo, evitándose la autoinmunidad».
Años atrás eran muy marginales los conocimientos sobre estas dolencias, principalmente de las causas que las desencadenaban. La mayoría de los tratamientos que actualmente se usan datan de ese tiempo, los cuales inhiben las reacciones inflamatorias induciendo inmunosupresión inespecíficamente.
Todavía no hay un procedimiento para ninguna enfermedad autoinmune que pueda controlarla a largo plazo. Solo existen opciones sustitutivas (como la administración de insulina en la diabetes autoinmune) y combinaciones que logran mejoría con su administración sistemática y prolongada, paliando los síntomas asociados a la inflamación.
El investigador considera que aprendiendo cómo el sistema inmune desencadena las enfermedades autoinmunes, pudiéramos extraer enseñanzas para destruir los tumores. «Esa es una esencia novedosa del Centro de Inmunología Molecular. La vacuna contra el cáncer de pulmón está regida por ese principio».
Generar terapias que eduquen a los linfocitos para ejercer una función reguladora pudiera resolver el problema de las enfermedades autoinmunes. Aunque ya se han concedido tres Premios Nobel asociados a la comprensión de la tolerancia y el control del sistema inmune, que han desbrozado el camino para que algún día estas dolencias no sean preocupación de la humanidad, apremian nuevas interpretaciones de cómo se regula la inmunidad.
Son enfermedades de expansión moderna. Fueron dadas a conocer a finales del siglo XIX. Ahora se diagnostican más, al existir herramientas para ello. La población ha crecido mucho más y las expectativas de vida se han hecho mayores de manera general en el mundo desarrollado.
«En el caso de Cuba sucede lo antes descrito, y el incremento de las enfermedades autoinmunes parece estar relacionado con la disminución de las enfermedades infecciosas. Paradójicamente, a nivel poblacional existe una correlación inversa entre la higiene y la frecuencia de las enfermedades autoinmunes. Hay que tener en cuenta que en la Isla ya existen vacunas preventivas contra más de una docena de padecimientos infecciosos».
Diagnosticar y tratar estas enfermedades es caro, incluyendo las implicaciones económicas por días laboralmente perdidos por consultas, ingresos y rehabilitación requerida, como en el caso de la artritis reumatoide. Gracias al desarrollo de la biotecnología se ha comenzado a dar respuesta a este fenómeno, con la generación de nuevas terapias, aunque sus elevados precios las hacen prácticamente privativas para los países ricos.
«Cuba no está a la zaga en la creación de anticuerpos y otras drogas. Contamos con productos en fase de evaluación clínica que pudieran conducirnos a tratamientos novedosos y que, por su accesibilidad, tendrían impacto poblacional en el corto plazo. Nos sustentamos en los conceptos emergentes de cómo controlar estas enfermedades y mantener la homeostasis», afirma Montero.
Psoriasis: Caracterizada por hiperproliferación cutánea e infiltración de linfocitos. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, más frecuentemente en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo. Puede asociarse con artritis.
Artritis reumatoidea: Inflamación de las articulaciones (muñecas, dedos, rodillas, tobillos…) y de los tejidos próximos, aunque también pueda afectar algún órgano. Ocasiona mucha rigidez y dolor.
Síndrome de Reiter: Provoca una serie de problemas inflamatorios en las articulaciones y en los genitales, molestia al orinar y dolor en los ojos.
Lupus eritematoso sistémico: Puede afectar las articulaciones, riñones, piel y otros órganos. Provoca fatiga, y en la mitad de los enfermos aparece una erupción en las mejillas y en el puente nasal en forma de mariposa.
Síndrome de Sjogren: Se van destruyendo las glándulas que producen las lágrimas y la saliva, lo cual acaba ocasionando sequedad en la boca, ojos y en general en todas las mucosas.
Esclerosis múltiple: El sistema inmune daña la vaina de mielina (capa que recubre y protege a las células nerviosas) y con ello los impulsos nerviosos se van bloqueando, lo que afecta progresivamente el cerebro y la médula espinal.
Miastenia grave: Debilidad de los músculos voluntarios producida por un trastorno neuromuscular. Crea dificultad para tragar, subir escaleras y hablar. Provoca párpados y cabeza caídos, etc.
Enfermedad celíaca: El sistema inmune ataca las vellosidades del intestino delgado en respuesta a la presencia de gluten (proteína presente en la avena, cebada, centeno y trigo). El cuerpo pierde gran parte de su capacidad de absorción de nutrientes y esto puede ocasionar problemas graves.
Enfermedad de Crohn: Afecta el tubo digestivo y provoca una inflamación crónica que cursará de manera progresiva mediante episodios. Suele afectar el tramo final del intestino delgado y el primero del colon, aunque en algunos casos se pueden encontrar implicados otros tramos del sistema digestivo.
Anemia perniciosa: El estómago no fabrica factor intrínseco, que es una sustancia indispensable para absorber la vitamina B12 en el tracto gastrointestinal (vitamina básica para la formación de los glóbulos rojos)
Diabetes tipo I: En esta enfermedad autoinmune el páncreas no produce suficiente insulina y se disparan los niveles de glucosa en nuestro cuerpo. La persona suele notar una sed exagerada, gran apetito, cansancio, pérdida de peso y hay una micción (orina) exageradamente abundante.
Enfermedad de Addison: El sistema inmune ataca la glándula suprarrenal y hay un bajo funcionamiento de la misma. Las consecuencias pueden ser muy diversas, ya que esta glándula interviene en la formación de hormonas glucocorticoides, mineralocorticoides y sexuales.
Enfermedad de Graves: Ocasiona un hipertiroidismo (la glándula tiroides trabaja de un modo excesivo).
Tiroiditis de Hashimoto: Es una reacción del sistema inmunitario o inmune contra la glándula tiroides (la inflama) que suele ocasionar hipotiroidismo o bajo nivel de funcionamiento.