» Directa: de persona a persona. Al toser, estornudar, hablar, cantar o reír a carcajadas, el individuo enfermo expulsa miles de microgotas de saliva por minuto, y cada una contiene unos tres bacilos viables que pueden ser inhalados por los demás.
» Indirecta: Estas bacterias pueden permanecer varias horas suspendidas en el aire y hasta un año en pisos y otras superficies si las condiciones de hacinamiento y penumbra lo permiten, hasta que se adhieren a las manos u otros objetos y llegan a la boca o nariz, puertas de entrada en el 95 por ciento de los casos.
» Casi dos millones de personas mueren cada año de tuberculosis: una cada 20 segundos.
» La vacuna actual tiene más de 85 años. Su protección es muy escasa o nula una vez superada la niñez.
» Las pruebas de diagnóstico tienen 80 años. Los medicamentos en uso son de hace más de 40 años. Con nuevos medicamentos y pruebas se podría reducir un 71 por ciento su incidencia.
» No escupir en el suelo o muebles.
» Taparse la boca y la nariz al toser y estornudar.
» No hablar, cantar o toser muy cerca de los demás.
» Extremar la higiene individual y de la vivienda, ventilar los espacios y permitir la entrada de luz natural.
» Uso exclusivo de objetos personales como vasos, cubiertos, cepillos, ropa de cama, toallas y pañuelos.
» Cumplir rigurosamente el tratamiento para no contribuir a crear cepas farmacorresistentes.
» Tomar el sol con frecuencia (en horarios en que no resulte peligroso para la piel).
» Eliminar cuidadosamente los desechos diarios.
» Vacunación al nacer (protege durante la infancia).
» No gatear ni jugar en el piso de centros hospitalarios o en hogares de personas enfermas.
» No pegar la boca en cristales y barandas de lugares públicos.
» Utilizar los fogones en un lugar alto, no a ras del piso.
» Lavar bien los utensilios de comida y aseo.
» Evitar llevarse objetos sin lavar a la boca o comer alimentos recogidos del suelo.
» Permitir la entrada frecuente de luz natural a inmuebles, ventilar las habitaciones y limpiar con frecuencia todas las superficies.
» Hacer actividades al aire libre y en ambientes de mucho sol, como playas y campos.
» Recibir tratamiento profiláctico según el grado de vulnerabilidad.
» Familiares y amistades de personas enfermas, sobre todo personas de la tercera edad y menores de dos años.
» Sujetos que permanecen mucho tiempo en lugares cerrados y alejados del sol.
» Embarazadas, en especial si se tienen dos o más embarazos muy seguidos.
» Diabéticos (tres veces más riesgo) y portadores de VIH (el riesgo aumenta entre 100 y 170 veces), personas con insuficiencia renal crónica, afecciones hematológicas y tumores, desnutridos.
» Pacientes tratados con quimioterapia o que consumen fármacos antirrechazo tras un trasplante de órgano.
» Consumidores de drogas, en especial las inyectables.
» Personas que ya han desarrollado la tuberculosis en otros momentos, sobre todo en los dos últimos años (infección crónica).
» Personal de salud que labora en centros hospitalarios donde se atiende a pacientes con tuberculosis.
» Padecerla una vez no inmuniza. Es una enfermedad crónica que puede repetir cada vez que el organismo está débil.
» El bacilo de Koch es altamente sensible a las radiaciones solares; por eso raramente ocurre contagio en la calle, a la luz del día, por vía indirecta.
» La proporción de enfermos en Cuba es de tres hombres por mujer, sin que haya una explicación científica para ello.
» No es una enfermedad de «viejos». En Cuba se reporta anualmente alrededor de una decena de casos en menores de 14 años. Tampoco es exclusiva de las ciudades. En todas las provincias del país aparecen nuevos casos cada año.
» El ingreso hospitalario es breve si el paciente responde bien al tratamiento y se adhiere a él responsablemente.
» Tener «oído de tuberculoso» no es oír mejor: el tratamiento prolongado con antibióticos afecta los nervios encargados de trasmitir las señales auditivas al cerebro. También puede afectar la visión, pero no tratarse lleva a la muerte.
» Primoinfección: Miles de bacilos son expulsados al aire por el enfermo o están en superficies de donde el aire los levanta y esparce. El nuevo hospedero los inhala y llegan a sus pulmones. Se estima que hacen falta entre 5 y 200 bacilos para producir una infección.
» Estadio I. Una vez en los alvéolos pulmonares, los bacilos son fagocitados (tragados) en la primera semana por macrófagos alveolares no activados. Estos se multiplican y provocan la liberación de citoquinas (mensajeros) en la sangre, lo que a su vez atrae a más macrófagos y monocitos que de nuevo fagocitarán los bacilos.
» Estadio II. (simbiosis). Entre los días 7 y 21 se acumulan monocitos y bacilos intracelulares.
» Estadio III (Necrosis caseosa). Alrededor de la tercera semana se produce necrosis tisular (muerte de tejidos) y de los macrófagos que bloquean los bacilos. Desde esta fase la prueba del PPD (proteína purificada de la tuberculosis ) da positiva.
» (Estadio IV). Reacción inmunológica como resultado de la sensibilización de los linfocitos CD4 (centinelas). Se liberan linfoquinas que activan más macrófagos capaces de la destrucción del bacilo. Se forman los granulomas o «tubérculos» característicos de la enfermedad, a veces observables mediante rayos X del pulmón.
En ese estado la infección puede permanecer latente por algunos meses o durante muchos años, según la capacidad de respuesta del organismo hospedero.
El 90 por ciento de las personas inmunocompetentes logran mantener el control y no enferman nunca. Un cinco por ciento continúa la enfermedad dentro de los primeros dos años y otro cinco por ciento más tarde, cuando disminuye su respuesta por inmunodepresión (enfermedades crónicas, desnutrición, embarazos) o inmunosupresión (efecto de radiaciones o de ciertos medicamentos postrasplantes).
« (Estadio V). Baja el control de los macrófagos alrededor del granuloma, se licúa el material y drena a la vía aérea. Se crean condiciones idóneas para la multiplicación extracelular de los bacilos, que destruyen tejido a su alrededor hasta dejar inoperante el órgano atacado. La persona expulsa bacilos al aire circundante y se convierte en agente infeccioso en su hogar y comunidad.
Como esta bacteria es aeróbica (necesita oxígeno) casi siempre el proceso ocurre en la región media del pulmón, donde el flujo aéreo facilita el depósito de los bacilos, o en áreas cercanas. En un porciento menor de casos, si los bacilos logran llegar por vía linfática a los ganglios regionales y a través de la sangre al resto del organismo, el foco primario de la enfermedad puede desarrollarse en huesos, riñones, meninges, ganglios, ovarios, testículos e incluso en varios a la vez, sobre todo en pacientes de sida.
El proceso se detiene y revierte bajo tratamiento antibiótico específico (de seis a nueve meses). Los bacilos vuelven a estar acorralados, pero no desaparecen. La persona deja de ser un riesgo para los demás desde las primeras dosis.