El descubrimiento de una mujer embarazada dentro del ataúd de un sacerdote antiguo es la noticia del momento de la Egiptología
Trabajar en el Proyecto Momias de Varsovia y estar familiarizado con la muerte y con Egipto es lo mismo. Pero no se puede decir que fue común aquella jornada cuando un pequeño grupo de investigadores descubrió, mientras realizaban sus exámenes de costumbre, que había un minúsculo pie dentro del vientre de una momia. Confiesan que fue toda una experiencia.
«Nuestra primera sorpresa fue que no tenía pene, y que tenía pechos y pelo largo, y descubrimos que era una mujer embarazada. Cuando vimos un pequeño pie y después una pequeña mano, realmente nos quedamos muy impactados». Así lo contaba Marzena Ozarek-Szilke, antropóloga polaca. Y la historia ha dado la vuelta al mundo.
Después de exámenes de rigor en el estudio de la supuesta momia de un sacerdote antiguo, emergió el hallazgo: la primera momia de una mujer embarazada del antiguo Egipto era la verdadera ocupante del sarcófago decorado a nombre de un alto funcionario religioso.
¿Por qué se hallaba en la caja funeraria de un sacerdote una joven con un bebé en gestación? ¿Sabían sus momificadores que la mujer estaba embarazada? ¿Creían acaso que el niño también viviría en el más allá de los egipcios? ¿Poseía el sarcófago amuletos u ornamentos que nos dieran una idea de cómo veían los antiguos egipcios la maternidad y la muerte de mujeres gestantes?
Las interrogantes que nacían del descubrimiento eran muchas. Las suficientes para generar un trabajo arduo por parte del equipo, que se publicó luego en la revista Journal of Archaeological Science. Los resultados van siendo esclarecedores.
Parte media del cuerpo de la momia con el feto visible en la parte inferior. Foto: M. Ożarek-Szilke.
El estudio se llevó a cabo en 2016 sobre la supuesta momia de Hor-Djehuty, el religioso que debió haber ocupado el ataúd con su nombre. Pero los análisis al cuerpo momificado mostraron entonces que los huesos eran demasiado delicados para ser los de un hombre, faltaban los órganos reproductores masculinos y una reconstrucción tridimensional reveló asimismo la presencia de senos.
El golpe final a la duda de los investigadores lo dio la constatación de que había un feto en su abdomen, revelado por una tomografía.
La ocupante del sarcófago era nada menos que una joven entre los 20 y 30 años de edad, fallecida durante el siglo I antes de Cristo.
«Por razones desconocidas, el feto no había sido extraído del abdomen durante la momificación. Por esta razón, la momia es realmente única. Nuestra momia es la primera identificada hasta ahora en todo el mundo con un feto en el útero», explica con entusiasmo Wojciech Ejsmond, que es también el autor principal del estudio.
De hecho, explica el investigador, esta es la primera vez que se encuentra la momia de una mujer embarazada, y el detalle de una momificación con alto nivel de acabado y la presencia de un rico conjunto de amuletos abre muchos caminos a posibilidades de estudio.
La Dama Misteriosa del Museo Nacional de Varsovia, como la llamaron sus descubridores, arribó al Museo por la donación a la Universidad de Varsovia en 1826 de parte de un hombre llamado Jan Wezyk-Rudzki, quien afirmó que procedía de la antigua Tebas.
Años después, en 1917, el cuerpo fue trasladado al Museo Nacional de Varsovia, donde se resguarda desde entonces. Pero su identidad ha corrido una suerte sinuosa.
Al principio, cuentan los estudiosos a la revista National Geographic, pensaron que la momia era la de una mujer, pero hacia 1920 se pudo traducir el nombre que había inscrito en el ataúd y en el cartonaje, que resultó ser masculino, el de un tal Hor-Djehuty, un importante personaje religioso.
El jeroglífico en las paredes del ataúd traducía sus muchos cargos: «Escriba, sacerdote de Horus-Toth adorado como una deidad visitante en el Monte de Djeme, gobernador real de la ciudad de Petmiten, Hor-Djehuty, justificado por la voz, hijo de Padiamonemipet y de la dama Tanetmin».
Por esa supuesta identidad masculina, hasta la fecha los investigadores habían creído que se trataba de la momia de un sacerdote de altísimo rango.
Ataúd, coberturas, cuerpo y tomografía de la momia embarazada. Foto: National Geographic.
El trueque de sarcófagos entre esta mujer embarazada y el sacerdote debe haber ocurrido, según los especialistas, durante el siglo XIX, cuando algún traficante de antigüedades puso la momia de la mujer en un sarcófago que no le correspondía, tal vez para hacerla pasar por un objeto más valioso.
Esta hipótesis parece apoyarse en las marcas de daño que presentan algunos de los vendajes de la momia, posiblemente causado por saqueadores que la escrutaron en busca de amuletos y objetos valiosos.
Por lo tanto, en ese trueque se pierde el rastro al nombre de esta mujer. No obstante, como precisa el estudio, se pueden concluir algunas cosas a partir de sus restos: murió hace poco más de dos mil años, cuando tenía entre 20 y 30 años, y el desarrollo fetal sugiere que se encontraban entre la semana 26 y la 30 de gestación.
A pesar de haber obtenido algunas pistas, la Dama Misteriosa promete seguir siendo un enigma por un tiempo más, pues el estudio ha llegado solo hasta este punto. Pero traza una ruta hacia temas tan fascinantes como la maternidad en el antiguo Egipto y la concepción de vida en el vientre dentro de la cosmovisión de esa civilización.
Además, plantea la interrogante sobre la muerte de la Dama, que pudo estar asociado con su maternidad. «La alta mortalidad durante el embarazo y el parto en esos tiempos no es un secreto. Por lo tanto, creemos que el embarazo podría haber contribuido de alguna manera a la muerte de la joven», concluyó Ejsmond.
Por ahora nos quedan las enigmáticas imágenes de una mujer antigua que compartió mucho en común con las actuales. No solo haber tenido que pasar por un importante y poderoso hombre para visibilizarse ante los arqueólogos, sino además, los riesgos de su maternidad.
Pareciera tal vez un pequeño homenaje del Antiguo Egipto para estas fechas de mayo.