Destrucción en la zona llamada línea amarilla, en el vecindario de Shujaiya, en la ciudad de Gaza, en noviembre de 2025, una de las recientes atrocidades del régimen sionista. Autor: Reuters Publicado: 15/11/2025 | 11:17 pm
La limpieza étnica iniciada en 1947 continúa con mayor violencia. Ahora la matanza sionista se ejecuta a la sombra de una creciente intervención de Estados Unidos, bajo el pretexto de preservar el acuerdo de cese del fuego con Hamás y la Resistencia armada palestina, que entró en vigor hace un mes.
Las estadísticas de la muerte no mienten. Los continuos actos de la barbarie sionista, bajo la mirada complaciente del jefe de la Casa Blanca, lo confirman.
Desde el anuncio del alto el fuego en Gaza, el 11 de octubre de 2025, 260 palestinos ―en su mayoría civiles, y entre ellos numerosas mujeres y niños―fueron asesinados, mientras otros 632 resultaron heridos y condenados a sufrir mutilaciones, invalidez, largas infecciones, por falta de atención médica y asistencia hospitalaria.
La vida entre las ruinas contaminadas de explosivos, cuerpos humanos sepultados bajo los escombros, sin agua potable y suficientes alimentos, a la intemperie, bajo el frío invernal que arrecia, no es vida. Es la muerte lenta e implacable en un inmenso campo de concentración, que Donald Trump sueña «limpiar» y convertir en otra joya de su multimillonario emporio de resorts turísticos de lujo, hoteles, campos de golf, casinos, sitios de diversión donde las drogas más sofisticadas se consumen sin riesgo de persecución y alimentan sueños de grandeza, lujuriosos apetitos como los que compartió con su socio y amigo Jeffrey Epstein, y ahora trata de silenciar con sus poderes presidenciales.
Trump ya no habla de expulsar a la población autóctona árabe. Ahora mueren lentamente, día a día. Solo un reducido lote de residentes amansados, a los que se pretende reducar en la obediencia bajo vigilancia, podrá servir en el paraíso Trump.
Mientras las instituciones de Salud y de la Defensa Civil creadas por la Resistencia recuerdan que el total de víctimas de la agresión israelí desde el 7 de octubre de 2023 ascendió, hasta el jueves último, a 69 187 mártires y 170 703 heridos. Eso es más del diez por ciento de la población total de la Franja de Gaza al comienzo de la matanza.
Los bombardeos aéreos y de tanques no cesan y las fuerzas de ocupación israelíes impiden que los equipos de ambulancias se dirijan a los lugares atacados, que ahora se concentran en la zona sureña, en Rafah y el campo de refugiados de Khan Yunis.
Arrasando
Por otro lado, Estados Unidos presiona para que se despliegue una «Fuerza Internacional de Estabilización» en Gaza, se presta poca atención al Centro de Coordinación Civil-Militar (CMCC), creado para supervisar el alto el fuego, pero que está fuertemente sesgado a favor de proteger los intereses israelíes en el acuerdo de alto el fuego.
El reconocido analista Robert Inlakesh señala que «el CMCC está liderado por Estados Unidos e Israel, con la participación de otras naciones y organizaciones humanitarias. Su objetivo es frenar las persistentes violaciones del alto el fuego por parte de Israel, pero no lo ha logrado. Y se pregunta: ¿forma parte de un plan más amplio y siniestro?».
Según admitieron, tanto el vicepresidente estadounidense, JD Vance, como el secretario de Estado, Marco Rubio, la Fuerza Internacional de Estabilización (FIE) se desplegará como una coalición militar multinacional que tendrá la misión de desarmar a Hamás; en otras palabras, representará una invasión del territorio para un cambio de régimen en nombre
de Israel.
Mientras tanto, los israelíes han continuado bombardeando y disparando contra civiles a diario en toda la Franja de Gaza, al tiempo que bloquean gran parte de la ayuda que se necesita desesperadamente para la población civil del territorio costero asediado.
A pesar de entrar en su segundo mes, el acuerdo de alto el fuego en Gaza no ha logrado detener la destrucción sistemática de la Franja.
Una investigación realizada por la agencia de verificación de noticias de Al-Jazeera, Sened, basada en el análisis de imágenes satelitales del 10 al 30 de octubre, revela que el ejército israelí no cesó su campaña destructiva, sino que cambió su metodología después del alto el fuego.
Las persistentes acciones militares y los ataques contra la infraestructura han llevado a los servicios públicos y de salud de Gaza al borde del colapso total.
La Media Luna Roja Palestina advierte que el 80 por ciento del agua potable de Gaza está totalmente contaminada. Esta contaminación ha desencadenado una catástrofe sanitaria, con más de 70 000 casos de hepatitis registrados desde el inicio del genocidio.
El Ministerio de Salud de Gaza ha confirmado la asombrosa cifra de 6 000 casos de amputación que requieren rehabilitación inmediata y a largo plazo, de los cuales el 25 por ciento son niños, y el 12,7 por ciento, mujeres.
Toda la Franja permanece sin electricidad. La guerra ha destruido más del 80 por ciento de las redes de distribución, lo que ha ocasionado pérdidas preliminares en infraestructura por un valor aproximado de 728 millones de dólares.
La continuación de estas operaciones agresivas y sistemáticas y el consiguiente desastre humanitario ponen de manifiesto la profunda fragilidad del alto el fuego respaldado por Estados Unidos, amenazando con su colapso total en medio de advertencias internacionales contra la división de la Franja de Gaza e informes sobre planes estadounidenses para establecer una importante base militar en la región.
Estados Unidos se prepara para construir una base militar de 500 millones de dólares a lo largo de la frontera de la Franja, que se encuentra bajo asedio.
Según fuentes israelíes citadas por el portal de noticias Shomrim, la base forma parte del «plan de paz» del presidente Trump, diseñado para despojar a los palestinos de su soberanía y consolidar el control extranjero bajo el pretexto de la estabilidad. Alrededor de 200 soldados estadounidenses ya están estacionados en un centro de coordinación dentro de Israel.
Día tras día salen a flote las razones ocultas tras la complicidad política, económica y militar de Estados Unidos con Israel.
Una investigación del Wall Street Journal publicada el jueves último detalla cómo la guerra de Israel contra Gaza ha impulsado un aumento sin precedentes en las ventas de armas estadounidenses al régimen de ocupación sionista, con la aprobación de Washington a suministrar armamentos a Israel por más de 32 000 millones de dólares, desde octubre de 2023.
De acuerdo con el informe, la escalada en las transferencias de armas estadounidense ha creado un mercado floreciente para los principales proveedores y contratistas de material bélico estadounidenses, especialmente Boeing, Northrop
Grumman, Caterpillar, Lockheed Martin y General Dynamics.
El Wall Street Journal escribió que la guerra de Israel «creó un flujo de armas sin precedentes desde Estados Unidos a Israel que continúa» generando un negocio sustancial para las principales empresas estadounidenses.
No por gusto Trump intenta librar de la condena jurídica internacional por genocidio a la camarilla sionista de extrema derecha y reclama un indulto o perdón en los juicios que se le siguen por corrupción a su socio y amigo Benjamín Netanyahu, mientras acaricia el sueño de ser gratificado con el Premio Nobel, quizá el próximo año, tal vez convencido de que ahora exalta la guerra como instrumento de paz.
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