Sentir miedo ante las matemáticas no necesariamente es sinónimo de tener poca habilidad natural para ellas
Quién no ha sentido alguna vez palpitaciones, náuseas o manos sudorosas antes de enfrentar un examen de Matemática. Si es usted de los que —como yo— incluso ha tenido pesadillas sobre el tema, sepa que el miedo a los números es una condición psicológica más común de lo que se piensa, y sorprendentemente bien estudiada.
Inicialmente los psicólogos solo podían medir la ansiedad matemática con cuestionarios en los que se pedía a los participantes (niños y adultos) que puntuaran sus sentimientos mientras hacían tareas relacionadas con las matemáticas. Dichos ejercicios podían oscilar entre distintos niveles de complejidad, desde abrir un libro de texto de la materia hasta hacer un complejo examen.
Pero en estudios más recientes los investigadores han podido analizar también las respuestas fisiológicas del organismo.
Han notado, por ejemplo, que aunque las matemáticas no son un peligro real, las personas con fobia hacia los números pueden experimentar una respuesta física. Esto incluye la liberación de hormonas del estrés como el cortisol, característica de situaciones que se perciben amenazantes.
También se ha demostrado que tan solo pensar en un examen de este tipo activa la «matriz del dolor» del cerebro, o sea, las mismas regiones que se activan cuando alguien resulta herido.
No se sabe a ciencia cierta por qué las matemáticas, por encima de otras materias, pueden causar ese estado de ansiedad. Los especialistas especulan que el hecho de que con los números siempre haya una respuesta verdadera o falsa, sin margen a la subjetividad, puede incrementar las preocupaciones por hacerlo todo bien.
No obstante, lo que sí les queda claro a los científicos es que ese miedo puede afectar las posibilidades de salir bien en el examen.
En 2012 escáneres cerebrales realizados a niños estadounidenses de entre siete y nueve años mostraron que los que se sentían más ansiosos con las matemáticas mostraban una mayor actividad en la amígdala, que trabaja en caso de amenaza.
El miedo, además, también reducía la activación de la corteza prefrontal, la región que se ocupa del pensamiento abstracto. En otras palabras, se cree que esto reduce la memoria de trabajo a corto plazo, por lo que cuesta más concentrarse y hacer las cuentas.
Al decir de los expertos, la semilla del miedo puede llegar de muchas fuentes. Una de las más recurrentes son los profesores que no están seguros de sus propias habilidades matemáticas, los cuales tienden a tener alumnos más ansiosos.
Otro factor que pudiera estar incidiendo son los esquemas culturales. Es posible que las niñas sean más propensas a sentir ansiedad frente a las matemáticas, porque existe el estereotipo de que el sexo femenino no es tan bueno en esa área del conocimiento como el masculino.
Sea cual sea la causa, no caben dudas de que cuanto más ansiosa se sienta una persona, peores son los resultados, más se aparta de las matemáticas y más se preocupa cuando debe volver a enfrentarse a ellas.
Los psicólogos suelen tratar este tipo de ansiedades con terapia de aversión, en la que uno se enfrenta a sus miedos para intentar lidiar con la ansiedad. No obstante, desafortunadamente, no parece que las continuas clases de matemáticas tengan el efecto deseado.
Una alternativa distinta es la llamada «escritura expresiva» (convertir los sentimientos en palabras, escribiéndolos), ya que muchos estudios muestran que articular tus miedos puede hacer que te dominen menos.
Otros prefieren reformular la ansiedad animando a los niños a ver los exámenes como un reto, en lugar de una amenaza, y explicándoles que su temor no necesariamente es sinónimo de tener poca habilidad natural para las matemáticas.
Proponemos a continuación tres ejercicios creados por un maestro de los juegos y pasatiempos matemáticos, el estadounidense Martin Gardner. Lo más importante de estos tres problemas es que pueden resolverse con iniciativa y algo de conocimiento. No es necesario entrenamiento matemático especial. Fuente: BBC News
1. ¿Cuál es el ángulo que forman las dos líneas señaladas a los lados del cubo, tal como se muestra en la ilustración? (Ayuda: no te dejes engañar por la perspectiva. Hay que triangular).
2. Una experta en lógica visita un planeta distante en el que habitan dos grupos de extraterrestres: unos son mentirosos compulsivos y los otros solo dicen la verdad. Llega a una bifurcación en el camino, que se abre a izquierda y derecha. Se encuentra allí con dos extraterrestres: uno es de los mentirosos, el otro de los sinceros. Pero ella no sabe cuál es cuál. Tiene que hacer solo una pregunta de Sí o No para descubrir cuál es el camino que debe tomar para llegar hasta el líder del planeta. Lo piensa un momento y hace su pregunta. ¿Cuál sería esa pregunta? (Ayuda: la viajera no debe preguntar a ninguno «¿Eres mentiroso?» o «¿El camino de la derecha conduce a tu líder?», porque no conseguirá nada con las respuestas)
3. Si una argolla de metal es calentada lo suficiente como para que se dilate, ¿qué pasa con el agujero, se hace más grande o más pequeño? (Ayuda: si tu cerebro ha entrado bien en calor, la respuesta está cerca).