Intentar resolver algunos de los mayores enigmas de la humanidad es el propósito de un concurso convocado por el Reino Unido
Uno de los problemas científicos más acuciantes de nuestra era podría ser resuelto en un plazo de cinco años. Al menos a eso aspira este Premio, impulsado por la organización no gubernamental Nesta y el Consejo de Estrategias de Tecnología de Reino Unido.
Según el sitio digital www.tierrapost.net se trata concretamente de seis desafíos, seleccionados por el Comité Longitud, dirigido por el astrónomo real Lord Martin Rees, tras una consulta con expertos de varios campos: cómo evitar el incremento de la resistencia a los antibióticos, que los vuelos aéreos estén libres de emisiones contaminantes, formas baratas de desalinizar el agua del mar, métodos para recuperar el movimiento de las personas con parálisis, eliminar el hambre en el mundo, o cómo ayudar a pacientes con demencia a vivir de forma independiente por más tiempo.
El primer paso del concurso es que el público, tras analizar los seis problemas, elija cuál es el que más merece ser el foco de atención del Premio Longitud.
Pasado el 25 de junio, cuando concluya la votación, el Comité Longitud dará a conocer el problema que más votos recibió, se definirán los detalles del desafío elegido y cualquier persona de cualquier parte del mundo podrá participar en la competencia con su solución. Está previsto que el Premio tenga una duración de cinco años, o hasta que alguien sea declarado ganador.
«Vamos a establecer medidas muy precisas de lo que contará como idóneo para ganar el Premio», dijo Geoff Mulgan, director ejecutivo de Nesta. «Solo será otorgado cuando alguien pueda demostrar que su invención coincide con ese criterio. Y eso puede llevar varios años», añadió.
Lo relevante del Premio Longitud es que no sabemos desde dónde llegará la respuesta, afirmó por su parte David Rowan, editor de la revista Wired y miembro del Comité.
«La multitud es más inteligente que cualquiera de nosotros. Dos más dos pueden ser cinco o 500. La gente se une y encuentra maneras extraordinarias e impredecibles para resolver problemas y queremos ver a dónde conduce. ¡Que nos sorprendan!», exhortó.
Esta competencia tiene su génesis en el premio otorgado en 1714 al carpintero y relojero John Harrison, creador del reloj que les permitió a los navegantes ubicar su posición en el mar por primera vez.
Según datos de la organización británica Alzheimer Society, 44 millones de personas en el mundo sufren demencia hoy y se teme que este número aumente a 135 millones para 2050. De ellos, el 71 por ciento serán pobres o de clase media. En la actualidad el costo global de este trastorno es de 600 000 millones de dólares.
De ahí la necesidad de encontrar formas de apoyar la dignidad y el bienestar físico y emocional de estas personas, y así extender su capacidad de vivir de forma independiente, afirmaron los organizadores del Premio Longitud.
Si la demencia gana el voto del público para este Premio, el desafío será desarrollar tecnologías inteligentes y económicas que revolucionen el cuidado y la atención de las personas que la padecen.
No menos preocupante es el rápido crecimiento del transporte aéreo, con la consecuente emisión de carbono a la atmósfera, cuyos niveles deben reducirse ante el cambio climático.
Los organizadores del Premio aseguran que el potencial de los vuelos de cero emisiones de carbono ya ha sido demostrado, pero tiene muy poco impacto en la industria de la aviación, que aún depende de combustibles fósiles.
Los vuelos ecológicos se han logrado con pequeñas aeronaves que funcionan con energía solar o con baterías, pero solo en distancias cortas y con un número reducido de pasajeros, refiere BBC Mundo.
Si los vuelos ganan el voto, sería trabajar en el diseño de un avión de cero emisiones capaz de volar entre Londres y Edimburgo a una velocidad comparable a las de los vuelos comunes.
En el caso del sector alimentario, se calcula que en 2050 habrá 9 100 millones de personas en el planeta con una creciente demanda de productos como carne y leche.
«La malnutrición es un problema enorme en todo el mundo. Una de las mayores deficiencias es de proteínas. El otro problema es que el modo en que producimos proteínas es increíblemente ineficiente», dijo Michael Mosley, experto en ciencia de la BBC.
Si la alimentación alcanza la mayoría de los votos del público —dijo— se buscaría el modo de asegurar la producción de alimentos lo suficientemente nutritivos, baratos y ecológicamente sostenibles que las personas estén dispuestas a comer. Una de las soluciones propuestas para este asunto, dijo Mosley, es la de promover el consumo de insectos.
Un reporte de 2013 de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés) sostiene que los insectos están «infrautilizados» como alimento. Pero también admite que la repulsión de los consumidores sigue siendo una barrera.
Al igual que los alimentos, otra arista preocupante es la disponibilidad de agua de cara al futuro. Sobre todo si se tiene en cuenta que el 44 por ciento de la población mundial y 28 por ciento de la agricultura global están en áreas donde hay escasez de agua dulce.
A medida que aumenta la demanda del líquido y disminuyen las reservas, muchos están apostando por la desalinización. No obstante, las tecnologías actuales son demasiado costosas e ineficientes, y generan contaminantes. Por este motivo, si la escasez de agua es la problemática más señalada en Internet, el reto será crear una tecnología de desalinización barata y sostenible.
Otra de las problemáticas candidatas es la parálisis, que puede surgir a partir de diferentes lesiones, enfermedades y trastornos, y cuyos efectos pueden ser devastadores para quienes la padecen.
Si la parálisis es la finalista para el Premio Longitud, se concentrarían aun más los esfuerzos en el desarrollo de dispositivos como exoesqueletos robóticos, interfaces cerebro-computadora… que pueden utilizarse para controlar la tecnología de asistencia y en la medicina regenerativa.
Igual de preocupante es la creciente resistencia de las enfermedades a los antibióticos. La Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre una «era posantibióticos», en la que los fármacos ya no combatan los padecimientos y que la gente muera de infecciones simples que antes eran tratables.
De ser el problema más reiterado por los usuarios en la Red de Redes, los esfuerzos estarían encaminados a crear un examen simple, rápido, barato y preciso para las infecciones, que permita a los médicos dirigir de forma más exacta los tratamientos y administrar los antibióticos correctos en el momento adecuado.
«Necesitamos encontrar nuevos fármacos. También solucionar la prescripción descontrolada, sin diferenciar una infección bacteriana de una viral. Estamos tratando infecciones virales con antibióticos que son inútiles», explicó Alice Roberts, científica y presentadora de BBC Horizon.
En 1714 el Gobierno británico destinó unas 20 000 libras esterlinas para solucionar uno de los problemas más controvertidos del siglo XVIII: cómo determinar la longitud de un barco en el mar, es decir, su posición.
Para que los marinos pudieran determinar su ubicación, se requerían dos relojes: uno que se ajustaba cada día, usando como referencia la altura del Sol en el cielo, y otro que mantenía la hora del puerto del que habían partido. El problema de este último artefacto era que la ondulación del océano, así como los cambios de temperatura y humedad en el mar, dañaban sus delicados mecanismos.
Pero Harrison, un simple carpintero y relojero del condado inglés de Yorkshire, que había recibido muy poca educación creó un instrumento que resolvía esos problemas: el cronómetro marino H4.
Tras la confección de varios prototipos, finalmente fue declarado ganador. Su trabajo revolucionó la navegación y salvó innumerables vidas, tal como reporta Rebecca Morelle, especialista en Ciencia de la BBC.
Ahora, 300 años después, se presenta un nuevo desafío, el Premio Longitud 2014, con el que se podría encontrar la respuesta a una de las grandes problemáticas del hombre moderno.