Transformación digital. Seguramente es una frase que ha leído o escuchado muchísimo desde hace más de un año. La acompaña otro término: bancarización. Y así, de la mano, forman parte de cambios que hoy reconfiguran nuestras maneras de actuar. Sin embargo, ni lo primero ni lo segundo acaban de cuajar por completo.
Muchos son los factores que hoy inciden en ello, pero si queremos que la transformación digital se sienta, y la bancarización se asuma como lo que debe ser, lo que no debe seguirse permitiendo son los ciclos a medias.
Cambiar hacia una sociedad más digitalizada en Cuba ya es totalmente posible. Aparecerán los agoreros que hablen de infraestructura insuficiente o impedimentos por situaciones que a veces se atraviesan, como los molestos apagones que, por ejemplo, ponen a EnZona fuera de juego si se va la conexión, pero más allá de ello, nuestro país cuenta con las herramientas necesarias y las regulaciones pertinentes para que la transformación digital —y con ella la bancarización—, se normalice y sea asumida como algo cotidiano.
Transfermóvil y EnZona son dos robustas pasarelas de pago. Y aplicaciones como Ticket, por ejemplo, ponen en la palma de nuestras manos muchas facilidades que eliminan colas y burocracia, y contribuyen a agilizar procesos.
Sin embargo, los ciclos a medias son un lastre cada vez más pesado que atentan contra este proceso y, sobre todo, contra su credibilidad. Para que una tecnología triunfe, como es el caso de los pagos digitales, necesita ser adoptada de forma masiva. Eso ya lo
podemos constatar con el pago de la electricidad: la mayoría de las familias cubanas hoy lo hacen de manera virtual. Pero la otra cara de la moneda existe, y debe ser atendida cuanto antes.
Ahí están, por ejemplo, los pillos que «no usan» Transfermóvil y solo EnZona —la primera no requiere internet para funcionar y la segunda sí—, a sabiendas, además, de que es una aplicación con menos usuarios. Violación del derecho de consumidor en toda la regla.
No menos importantes son los códigos QR personales, empleados, al menos en la experiencia de este redactor, por un altísimo número de establecimientos privados. En algunos hasta extienden la tarjeta personal para que se haga la transferencia. Se ha apelado a que los ciudadanos exijan sus derechos en esas situaciones, pero es un hecho que, de forma mayoritaria, las personas simplemente pagan y siguen con sus vidas, aceleradas tanto como lo impone esta modernidad. Y mientras eso sucede, la evasión fiscal campea a sus anchas.
Otro ciclo a medias persiste en trámites o pagos en los que todavía se utilizan papeles como constancia o mecanismo de control. Si un pago es digital es simplemente eso. Agregar papel al proceso lo deja en modo analógico. Y esta otra barrera a destruir está empotrada tanto en establecimientos estatales como privados.
Se imponen asimismo más acciones de capacitación para todos. A pesar de que los medios se han referido a este tema ampliamente, todavía encuentro
lugares donde los dependientes evitan el reino digital para no «enredarse», solo porque no saben que la confirmación de un pago por Transfermóvil llega a través del remitente PAGOxMOVIL, así tal cual lo lee, mediante un mensaje de texto al cual no es posible responder. Cualquier otra variante es un timo.
Y finalizo con otro espacio a medias: la venta de productos y servicios. No puede ser un ciclo completo cuando los procesos no van en perfecta sincronía. Para ser más preciso, por ejemplo, la venta de las entradas a través de la plataforma Ticket para el concierto único que recientemente ofreciera Raúl Paz, no comenzó hasta 48 después de que inició la venta en la taquilla del teatro. Transformar el proceso, digitalmente hablando, requiere de un trabajo mancomunado para que esas dos acciones sucedan al mismo tiempo. Si alguien desea ir hasta la puerta de un cine o un teatro, como en este caso, y comprar su entrada, perfecto. Si otros prefieren agenciárselas mediante Ticket, es igual de válido. Pero si se priorizan los métodos físicos por sobre los digitales, el usuario, sencillamente, no acabará de confiar.
No se trata de Ticket, Transfermóvil o EnZona. Estas son aplicaciones soberanas muy sólidas y bien pensadas. Tampoco es la falta de efectivo en cajeros o las interminables colas en los bancos. Detrás de todas esas penurias y percances está el factor humano, y ese es el primero que debemos transformar haciendo cumplir a cabalidad las normativas con las que ya contamos.