Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Con las pilas puestas?

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«¿Cuándo vas a parir? ¡Te estás demorando mucho! Una madre añosa trae problemas siempre… Tienes que parir ya porque las condiciones económicas son las que son, los padres perfectos no existen y no te puedes quedar sin hijos… Fíjate que las hay con 20 años y ya tienen uno y hasta dos… ¡Ponte las pilas!».

¿En serio? Socialmente puede que una mujer con 35 años sin hijos ya caiga en el saco de aquellas a «las que se les va a quemar el arroz», pero no creo que sea pertinente aplaudir a la que, con 20 añitos, ya duplica su rol. No obstante, debo reconocerlo, en cualquiera de los dos casos, las mujeres ejercen su derecho sexual y reproductivo en relación con el momento de ser madres y la cantidad de hijos a tener… o no.

Claro que, si analizamos a fondo el asunto, a mayor edad, mayores complicaciones de salud puede tener la mujer que, al desear ser madre, asume ese desafío fisiológico, pero se presentan numerosos casos en que toman la decisión muy cerca de los 40 años, gozan de un óptimo estado de salud y se sienten felices con su elección. Siguiendo la misma lógica de pensamiento, no porque se sea muy joven las probabilidades de complicaciones resultan nulas. No es cosa de 2+2=4.

Sea cual sea la situación específica que conozcamos, no es recomendable estigmatizar ni a una ni a otra, y el personal médico, en cualquiera de las circunstancias, debe estar capacitado y
preparado para acompañar cada proceso.

Si bien insistimos en la necesidad de mantener conductas sexuales responsables y hacer uso de métodos de protección para evitar enfermedades y también embarazos no planificados, entonces debemos respetar cuando alguien toma decisiones sobre su cuerpo y sus proyectos de vida, aunque no «encaje» en ideales estadísticas.

¿Aconsejar? Es válido. Lograr que la adolescente comprenda que no es esa etapa de su vida la idónea para traer otra vida al mundo es una ardua tarea, como puede ser hacerle comprender a la cuarentona que debe mantener estilos de vida saludables, sobre todo si desea concebir.

Y ahí radica otro punto importante. La mujer que no desee tener hijos tampoco debe ser estigmatizada. Ejerce su derecho sexual y reproductivo de igual manera, y no es más o menos mujer por tener uno, dos, cuatro hijos, o ninguno. Las libertades de elección se respetan y cada cual «se pone las pilas» para lo que decida.

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