Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Para no perder el sueño

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

¿Un huevo de Naboth? ¿Y eso qué es? Irremediablemente su rostro mostró preocupación y ansiedad por saber. «No debe angustiarse por eso, es una lesión o tumoración benigna. No implica consecuencias mayores», explicó la doctora, y ella respiró aliviada. No obstante, no estará tranquila hasta recibir el resultado final de la valoración de su muestra.

Le retiraron el espéculo —el tercero que pudo permitir la apertura de su vagina—, cerró las piernas y, a su vez, los ojos. Pensó que, de todos modos, confirmaría esa «nula peligrosidad» del dichoso huevo hallado, y esperaría con calma el veredicto. «Ojalá esté todo bien», se dijo a sí misma.

¿Cuán importante es la prueba citológica o Papanicolaou? Es un examen que se le realiza a la mujer para detectar a tiempo el cáncer de cuello uterino. Antes de que aparezca, se pueden encontrar células anormales en el tejido, lo que se conoce como displasia. Con el tiempo, si no se destruyen o eliminan, estas células anormales pueden convertirse en células cancerosas, crecer y propagarse a otras partes del cuello uterino y las áreas que lo rodean. Detectar a tiempo ofrece más probabilidades de cura. Sin embargo, la mayoría de las mujeres evitan el examen.

Ciertamente es incómodo sentir la manipulación, pero es una maravilla poder realizarse una prueba de pocos minutos y cuyo resultado puede ser determinante en nuestra vida. Comprensible es que temamos un diagnóstico «amargo», pero en todo caso, mejor prever que lamentar.

Hace años recuerdo que especialistas en Ginecología compartían saberes en un evento y mostraban su preocupación ante el inicio cada vez más precoz de las relaciones sexuales en el país, asociadas a conductas insensatas, y el peligro que ello acarrea para el desarrollo de infecciones de transmisión sexual e, incluso, para el cáncer cervicouterino.

Alertaban del riesgo de padecer esta patología, asociada con estilos de vida insanos, sobre todo en la adolescencia, etapa de la vida en la que se consolidan valores y se forman actitudes y conductas. La promiscuidad, la no utilización del condón, el uso prolongado de contraceptivos hormonales e infecciones de transmisión sexual —sobre todo por el virus del papiloma humano—, son  algunos de los factores de riesgo sobre los que se debe insistir en la educación sexual de nuestros hijos, sobrinos, primos, hermanos…

Las estadísticas lo reflejan… El cáncer cervicouterino aparece en edades más tempranas. Haber fijado los 25 años como edad a partir de la cual comienza a realizarse la prueba citológica con una frecuencia establecida de cada dos años, quizá debería revisarse y actualizarse. Desarrollar una labor intensa y permanente de promoción de salud con respecto a este tema es vital. Reitero, mejor prevenir. Entonces sustos mayores nos robarán el sueño. 

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