El triunfo ha sido mayor de lo esperado y hace honor a la ejecutoria exitosa deAndrés Manuel López Obrador: siete gobernaciones de las nueve en disputa, incluyendo la Ciudad de México; mayoría calificada en la Cámara de Diputados y posiblemente en el Senado, y una victoria presidencial de Morena con porcentaje que sobrepasó lo anunciado por las encuestas y permitió que la elección de Claudia Sheinbaum como primera mujer jefa de Estado en ese país, cumpliera con el propósito del movimiento que encabeza: México ha vuelto a hacer historia.
El 58 por ciento de los sufragios obtenido por la candidata del gubernamental Movimiento de Regeneración Nacional —que oscila hasta 60, según los conteos preliminares— duplica los votos obtenidos por su principal contrincante, Xóchitl Gálvez, y mejora en un cuatro por ciento o más los resultados que llevaron a Obrador a la presidencia hace seis años. Ello da cuenta del pronunciamiento popular convencido y sólido con que arrancará la gestión de Claudia el próximo primero de octubre.
Ese es un magnífico punto de partida para una académica y científica ligada hace décadas a la política, aunque poco visualizada fuera del ámbito de Morena y de Obrador, del que fungió como vocera tras la campaña presidencial de 2006, cuando AMLO fue un candidato que denunció haber sido despojado del triunfo.
Pero la jornada electoral de este domingo en México no solo resultó ejemplar por la contundencia con que hablaron las urnas. Además,primaron la tranquilidad, la transparencia y esa sensación de limpieza que selló la jornada con el rápido reconocimiento de la derrota por los contendientes. Todo ello, sostenido por una participación ciudadana que en muchos estados desafió largas colas al sol, en medio de una oleada de calor insoportable.
Sin embargo, el deseo de votar fue mayor, como lo muestra el 60-61 por ciento de asistencia a los colegios de votación, según informó el Instituto Nacional Electoral.
Ello confirma el compromiso ciudadano logrado por la gestión de AMLO, quien ha dado voz a los postergados mediante un combate a la pobreza que redujo la desigualdad y ha hecho parte a una mayor cantidad de mexicanos del proceso bautizado como la Cuarta Transformación, que enarbola el Humanismo Mexicano.
Precisamente, Morena sumó voluntades en el sexenio que termina gracias a esa política inclusiva que favoreció a los de abajo pero, también, ha conseguido una estabilidad económica y financiera que ha acercado o mantenido junto a su proceso a la clase media, además de un enfrentamiento a la corrupción y a la violencia entronizados por décadas que no ha concluido, como lo evidencia el asesinato de más de 20 candidatos locales o regionales durante esta campaña electoral. Ese estará entre los retos más duros para la mandataria.
Sin embargo, su gestión va a transitar por caminos más expeditos que su predecesor. Si los conteos del INE confirman, como se espera, que Morena ha conseguido la mayoría necesaria en las dos cámaras del Congreso, la oposición no podrá coartar la voluntad presidencial, tal cual le ocurrió a AMLO en más de una ocasión, cuando quiso profundizar el programa anti-neoliberal y de recuperación de las riquezas nacionales que también caracterizó su mandato. Esa será una condición trascendental para el sexenio que comienza.
En sus dos primeros mensajes al pueblo luego de conocer la victoria, la propia noche del domingo, Sheinbaum se vistió de justeza y agradecimiento al reconocer la gestión de Obrador, y ratificó que profundizará el legado social que recibe, cuidará de la economía con una política de austeridad y profundizará las relaciones de amistad con Centro, Sudamérica y el Caribe, al tiempo de mantener la imprescindible relación de respeto mutuo con el poderoso vecino norteño, Estados Unidos, que les ha permitido una «convivencia pacífica», sin coartar la soberanía de México.
Esa tríada de compromisos resultará crucial para proseguir el camino de justicia social abierto y mantener al país, como lo ha sido en estos seis años, en un rol trascendente que ha fortalecido la integración regional y enarbolado sus causas.
De esa forma Claudia Sheinbaum promete levantar la segunda planta de un edificio al que Obrador puso los cimientos y el primer piso. La continuidad de la Cuarta Transformación parece asegurada.