Hace unos días me pasé bastante tiempo hablando con un pariente mío que vino a Miami en la época del Mariel, y con el cual en el pasado he tenido bastantes encontronazos hablando sobre Cuba, hasta llegué a botarlo de mi casa en una ocasión.
Realmente, a mi edad, soy bastante intolerante con personas que hablan conmigo y que están de acuerdo con la criminal política del Gobierno norteamericano contra Cuba. En Miami eso es normal y es por eso que evito en muchos casos hablar sobre Cuba con otras personas.
Bueno, el problema es que hoy me dio por tratar de comprender la vida de los cubanos en la isla en aquella época pre Mariel, cómo eran, cómo vivían, cómo se movían y encontré en este pariente interesantes historias de su vida allí, o, mejor dicho, de la manera de buscarse la vida allí.
El pariente me contó cómo pudo vivir al margen de la Revolución que se había llevado a cabo en Cuba, mientras disfrutaba de todo lo que la Revolución le brindaba. El hombre es de esos que en Cuba, en mi época, le llamaban «buscavida», aquellos que nunca se hundían y que siempre buscaban la forma de flotar en cualquier momento y en cualquier sistema. Él se describe como una persona a quien no le interesaba la Revolución, pero tampoco la contrarrevolución, a él lo mismo le daban pitos que flautas, lo único que le interesaba
era sobrevivir, buscarse cada día lo que cada día necesitaba.
Aún siendo un adolescente, pasó los cursos para ser salvavidas y a eso se dedicó mientras vivió en Cuba. Por supuesto que no escogió el trabajo de salvavidas por dedicación humanitaria para salvar vidas previniendo ahogamientos en el mar o en alguna que otra piscina, sino que lo hacía ya que unos amigos le dijeron que en esa profesión había muchas búsquedas por la izquierda, es decir, que mientras recibía un sueldo del Estado para ser salvavidas podía buscarse dinero, por ejemplo, comerciando con caracoles, haciendo trueques, cambiando estos por cualquier cosa que podía vender más adelante.
Las historias que me contaba el pariente me llamaron seriamente la atención ya que eran totalmente opuestas a la historia de tantos jóvenes cubanos que en los mismos tiempos se dedicaban a ayudar a construir un país más justo y más humano.
Era la contradicción absoluta entre jóvenes que estaban dedicando su vida a crear una sociedad socialista y solidaria y otros, los menos, que se dedicaban a buscar el camino para hacer sus vidas más fáciles y placenteras sin ningún vestigio de preocupación hacia el dolor humano.
Los jóvenes cubanos, en su mayoría, estuvieron siempre apoyando el socialismo, pero en una sociedad, sea esta socialista o capitalista, no todos pueden pensar absolutamente igual. Siempre existirán, en cualquier sociedad, diferentes opiniones, mayorías y minorías.
Los enemigos de Cuba siempre están afirmando que la juventud cubana abandona la Isla en manadas. Si eso fuera cierto, por qué vemos a cientos de miles desfilando un Primero 1ro.de mayo en la Plaza de la Revolución o a esos miles de cubanos jóvenes bajando las escalinatas de la Universidad de La Habana con una antorcha en la mano.
No me hagan cuentos, ya que en una que otra ocasión participé en estas actividades y pude ser testigo del regocijo de esa multitud de jóvenes, mientras antorcha en mano iban al encuentro con nuestro Apóstol de la independencia.
Ahí están la UJC, la FEU, la AHS, el Ejército Juvenil del Trabajo, etcétera, que son organizaciones formadas por miles de jóvenes revolucionarios, verdaderos herederos de Mella y José Antonio que están en pie de lucha defendiendo a su pueblo y las conquistas de la Revolución.
La verdad la conocemos todos los cubanos y es
innegable. Debido a la cruel política de los gobiernos norteamericanos, el pueblo cubano ha tenido que atravesar una muy difícil situación económica. También es innegable que ahí está la juventud cubana para respaldar al Gobierno en su camino de buscar el fin de esta difícil situación. Los pasos para transformar la economía se están dando; por lo tanto, más cerca que lejos, Cuba saldrá adelante con el apoyo del pueblo en general y principalmente de su juventud, que está ahí para respaldar el proyecto de la sociedad cubana. De eso no me cabe la menor duda.