Las descripciones del hecho reflejan el dramatismo de una situación que se repite casi a diario, una rutina mortal que desangra moralmente a Estados Unidos y lleva luto y dolor a no pocos hogares.
En esta ocasión, el estallido de los disparos irrumpió en la celebración de Juneteenth, en Willowbrook, Chicago. Lo que debiera haber sido festejo se transformó en su contrario.
Ahora, los investigadores buscan a los sospechosos del tiroteo que dejó a una persona muerta y al menos 22 heridas. Según un comunicado de la oficina del Sheriff del Condado DuPage, un «número desconocido de sospechosos disparó múltiples rondas de múltiples armas contra la multitud».
Lamentablemente, pudiera parecer más de lo mismo en cuanto a ataques a celebraciones se refiere, pues desde abril destacaron el tiroteo que destrozó una celebración de cumpleaños de «Sweet 16» en Dadeville, Alabama; los disparos contra una ceremonia de graduación de una escuela secundaria en las afueras del Teatro Altria, en Richmond, Virginia; los disparos durante el desfile de agasajo del equipo campeón de la NBA, los Nuggets, en Denver, Colorado.
Recientemente, el 12 de junio, los no invitados irrumpieron en una fiesta de cumpleaños en Antioch, al norte de California, y el sábado 17 el tiroteo masivo del día ocurrió cerca de un festival de música electrónica en el anfiteatro The Gorge, en el estado de Washington.
Más de 310 tiroteos masivos con al menos cuatro personas muertas o heridas, excluyendo al tirador, se han registrado en EE. UU. en lo que va del año, según el Archivo de Violencia Armada.
¿Qué de particular hubo en el de este domingo, cuando no son tantos los que perdieron la vida? Pues que ocurrió contra la celebración del Juneteenth, una conmemoración muy especial, de relevancia, e incluso reciente, en la historia de Estados Unidos, aunque se trata del 19 de junio de 1865, cuando se les informó a los negros esclavizados en Galveston, Texas, que eran libres.
Esta fecha, que debiera ser de reflexión y alegre festejo, conmemora la abolición de la esclavitud, la emancipación de los esclavos en Estados Unidos, fecha de conclusión de la Guerra Civil en la Unión, cuando el Norte resultó victorioso sobre el Sur y el entonces presidente, Abraham Lincoln, firmó la Proclamación de Emancipación, el fin oficial de la esclavitud, por tanto, el June nineteenth (19 de junio) se sintetizó en el Juneteenth, Día de la Emancipación o Día de la Libertad.
Lo no tan curioso en una nación construida sobre un profundo racismo que perdura, es que el Juneteenth Day no se reconoció como Feriado Nacional hasta 2021, por la firma de una legislación al respecto que lleva la rúbrica del actual presidente Joseph Biden. Todos reconocen que fue la presión ejercida tras el surgimiento del movimiento Black Lives Matter, lo que llevó al Juneteenth.
Hasta ese momento solo la reconocían como una celebración oficial 47 de los 50 estados de la Unión Americana, y el Distrito de Columbia. Luego lo hicieron Hawái, Dakota del Norte y Dakota del Sur. Pero ni piense que celebrar la abolición de la esclavitud era una tradición desde el siglo XIX, apenas tres estados abrieron esa puerta sellada en la última década del siglo XX y el resto en este primer cuarto del siglo XXI.
Casi se «entiende» lo del tiroteo del domingo en Chicago; pero resulta que no fue el único. Dos menores resultaron heridos en otro tiroteo en un festival Juneteenth, en Asheville, Carolina del Norte, el viernes por la noche, y los temerosos organizadores cancelaron el resto de los eventos cuando fue ensombrecido por la violencia, como reconocieron un día que debía haber sido de celebración y unidad comunitaria.
Los activistas contra la discriminación y el racismo en Estados Unidos consideran que este día, una tradición que va forjándose, debe contribuir a conocer la Historia, una parte importante de ella que todavía se oculta y debe transmitirse de generación en generación, tender los puentes del conocimiento sobre lagunas de ignorancia intencionada.
La violencia, diversa y de presencia permanente, constituye una emergencia de salud pública en Estados Unidos, como no pocos consideran allí. Las armas permitidas por la Constitución, parte intrínseca de su cultura, siguen prevaleciendo sobre otras verdades de la historia.