Al picapiedras de procedencia austriaca se le ocurrió cerrar las bibliotecas escolares de las secundarias de California, cual medida de choque para enfrentar un agujero presupuestario de 24 300 millones de dólares.
Un periódico dio el anuncio de esta manera: «Schwarzenegger mata los libros para salvar California».
Al justificar la medida, validada ya y en vigor a partir del curso entrante —a comenzar allí en agosto—, este furibundo republicano expresó que su estado no podía permitirse gastar otra vez los 350 millones de dólares invertidos el año anterior para la adquisición de los textos de dichas instituciones docentes.
Como alternativa propuso mucha educación on line, pues «mediante el estudio digital los alumnos lograrán una mejor formación», y libros electrónicos. Nada de vueltas por la biblioteca, todo desde la laptop.
«Hoy nuestros estudiantes sacan su información de Internet bajándola a sus iPods y celulares, compartiéndola por Twitter. Un mundo de información que fácilmente llevan en sus bolsillos y en sus computadoras. Entonces, ¿por qué aún son forzados a llevar consigo anticuados, pesados y caros libros?», escribió Arnie en el San José Mercury News.
Terminator quizá no se ha leído ninguno de los muchos informes de organismos internacionales, algunos difundidos por nuestra prensa, que dan cuenta del bajo nivel de atención del escolar norteamericano a los hábitos lectivos.
Si no repasan los textos tradicionales, ¿quién le va a creer al ex actor que van a analizar contenidos de matemáticas o ciencias frente al ordenador?, en tanto está científicamente comprobado que hacerlo demanda un nivel de atención/relajación mucho mayor.
Arnold se olvida que en California no solo hay muchas naranjas sino también demasiados latinos (el 47 por ciento de sus estudiantes lo es, según datos de junio de 2009) quienes ya mostraban dificultades en el aprendizaje y en el dominio total del inglés, por las vías ortodoxas.
Muchos de ellos no comprenden esta digitalización por decreto, cuyas verdaderas razones nada tienen que ver con adelantos científicos ni pasos innovadores de un «visionario y progre» político.
Money, always is money. El gobernador del gran estado del Pacífico pretende enfrentar la crisis extrayéndole dinero a la Educación, mientras la superpotencia que idolatra invierte sumas galácticas en desbocados gastos militares.
Sin embargo, los recortes presupuestarios sí están a la orden del día en los planteles docentes. Hace poco, en Los Ángeles, varios maestros emprendieron una huelga de hambre de 24 días, en protesta por dichas retracciones.
Miles de docentes de dicho condado podrían ser despedidos en breve, debido a que el distrito afronta un déficit presupuestario de 700 millones de dólares.
Arnold y muchos como él solo están salvando su poltrona, pero a costa de lo que menos deberían: la educación de las nuevas generaciones, en un país que la pide a gritos.