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Una toma de posesión con mucho cariño a Cuba

El miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, asistió este viernes a la investidura de la presidenta de la República de Namibia, Netumbo Nandi-Ndaitwah. Tras la juramentación, sostuvo un fraternal encuentro con la mandataria, en el cual se acordó iniciar una nueva etapa en el fortalecimiento de las relaciones económicas, comerciales y de cooperación

Autor:

Yuniel Labacena Romero

WINDHOEK, República de Namibia.— Era media mañana cuando en la Casa de Estado comenzó este viernes la toma de posesión de la presidenta de la nación hermana, Netumbo Nandi-Ndaitwah; acto al que asistió el miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, en nombre del Partido, del Estado y del Gobierno cubanos.

Ni las fuertes lluvias que durante estos días han abrigado al país africano y eran muy intensas ayer impidieron el hermoso y comprometido momento para esta nación, cuya conducción la asume por vez primera una mujer, justamente cuando celebra el aniversario 35 de su independencia.

Desde diversas latitudes llegaron los amigos para este importante suceso y festejar cuando aquel 21 de marzo de 1990 culminaba aquí un largo y arduo proceso de lucha contra el colonialismo y el apartheid. Era el fin de una era de dominación en África y el comienzo de un camino hacia la soberanía, la paz y el desarrollo, que contó con el esfuerzo y la sangre de nuestros compatriotas.

Por eso, la presencia del Jefe Gobierno cubano aquí simbolizaba la consolidación de los entrañables y profundos vínculos entre los dos países —que datan de tres décadas y media—, forjados por los líderes históricos: Fidel Castro Ruz y Sam Nujoma y basados en principios de solidaridad y cooperación mutua.

En un breve intercambio en la vistosa ceremonia, Marrero Cruz le trasladó —a la también líder del Partido Organización del Pueblo de África del Sudoeste (SWAPO)—, felicitaciones, en nombre del pueblo de Cuba, y le agradeció por la condena explícita en su discurso inaugural contra el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la Mayor de las Antillas.

Allí estaban, además, José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública; Déborah Rivas Saavedra, viceministra de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera; Carlos Miguel Pereira Hernández, director general de Asuntos Bilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores, así como Sergio Vigoa de la Uz, embajador de Cuba en la República de Namibia, quienes integran la delegación antillana.

Durante el acto de investidura, el Primer Ministro intercambió con varios jefes de Estado y de Gobierno que estuvieron como invitados a estos festejos, y después fue recibido por la nueva Presidenta, un encuentro «fraternal, con muchas coincidencias, en el cual prevaleció el cariño por Cuba y en pos de identificar qué más hacer para fortalecer las relaciones entre los dos países», como dijo Marrero Cruz.

En las conversaciones, se ratificó la voluntad de pasar a una nueva etapa en el fortaleciendo de las relaciones bilaterales y se acordó incrementar y diversificar la cooperación en materia de salud, formación de recursos humanos, biotecnología y otras áreas.

Nandi-Ndaitwah hizo un reconocimiento a la contribución de Cuba en las luchas de África y por todo lo que la amistad ha logrado en estos años.

Momento especial y de comprometimiento

Tras ser juramentada por Peter Shivute, presidente de la Corte Suprema, Nandi-Ndaitwah —ganadora en los comicios de noviembre último con el 57 % de los votos—, recibió la banda presidencial y pronunció un alentador discurso en el que se comprometió a trabajar por el empoderamiento de todos los namibios y mejorar su calidad de vida. «Todos los habitantes de Namibia, independientemente de su afiliación política, merecen más».

Momento especial de su intervención fue cuando aludió a que «continuaremos exigiendo el levantamiento de sanciones contra Cuba, contra Venezuela y Zimbabue para que estos pueblos puedan tener el éxito de otras partes del mundo».

Entonces, los aplausos inundaron la Casa de Estado, donde se celebró, también, las causas humanistas del mundo.

Entre sus prioridades de labor, expresó Nandi-Ndaitwah, se encuentran impulsar la independencia económica, una mejor atención médica, vivienda y educación, la modernización de la infraestructura, intensificar los esfuerzos para mejorar la agricultura en busca de la seguridad alimentaria, así como erradicar la corrupción.

«La educación y la formación seguirán siendo una prioridad. Necesitamos seguir formando recursos humanos que puedan gestionar eficazmente nuestra economía. Además, el acceso a una atención médica de calidad es un derecho del que todo namibio debe seguir disfrutando, independientemente de su estatus social».

La quinta presidenta de Namibia también expresó su compromiso de fomentar relaciones mutuamente beneficiosas con todos los países. «Queremos acuerdos comerciales que beneficien a todos en la región, en el continente y a nivel mundial», afirmó, a la vez que aseguró que el progreso logrado por su nación «ha sido un esfuerzo colectivo de todos los poderes del Gobierno».

En sus palabras de despedida a los namibios —durante la toma de posesión—, el presidente Nangolo Mbumba aseguró que su mandato, de menos de dos años, «estuvo más que lleno de acontecimientos», a la vez que expresó su confianza en el liderazgo de Nandi-Ndaitwah. Namibia, señaló, puede esperar un futuro «lleno de esperanza, promesas y prosperidad bajo su mando».

Por eso, un paso significativo en la historia de esta nación representa la investidura de Nandi-Ndaitwah, reflejando avances en la inclusión y representación femenina en los más altos niveles de Gobierno. Llega al poder una integrante del movimiento de independencia clandestino en Namibia en la década de 1970, y quien formara parte del equipo de negociación de la SWAPO que condujo a la libertad definitiva de la nación.

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