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Unidad salvadora

Uno de los avales que le otorgó a Sancti Spíritus la condición de provincia destacada por la efeméride del 26 de Julio se concentra en los resultados del sector de la salud durante las primeras edades

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Primero de enero de 2025. Diez de la noche. La familia reunida. Una llamada rompe los planes. Sin perder tiempo el doctor Frank Felipe Martín cambia la ropa de fiesta por la bata blanca, siempre lista. En la Unidad de Cuidados Intensivos Progresivos (UCIP), del Hospital Provincial Pediátrico José Martí Pérez de este territorio, lo aguardan.

«Era un menor que estaba por fallecer. Presentaba ya una disfunción múltiple. Llevaba alrededor de un mes en nuestra sala con una situación bien compleja: una bronconeumonía. Había salido del servicio de Neonatología, donde lo habían sacado prácticamente de la muerte». 

Mas, esa primera noche de 2025 puede ser considerada el punto de inicio de Gabriel, quien jamás dejó de luchar, a pesar de su pequeño tamaño. Frank Felipe y otros profesionales cambiaron su destino que a todas luces parecía invariable. Pasada la una de la madrugada, el doctor respiró, si bien no feliz, sí aliviado de haber ganado una de las muchas batallas de una guerra que mantenía a todo su equipo en pie.

«Logramos ponerle el catéter. Hicimos algunos cambios en los equipos de ventilación y el niño contra todo pronóstico empezó a mejorar. Y digo así porque no podemos ser ilusionistas. Ya, prácticamente, lo reportábamos por su estado como el primer fallecido del año. Incluso, le hicimos la traqueotomía, después de muchos años sin hacer una aquí».

Hoy, a la vuelta de unos cuantos meses, de vez en vez, llegan noticias a la UCIP como soplos de satisfacción que el pequeño crece a semejanza del resto de los de su tiempo. 

«Gabrielito, único hijo de una mamá añosa, está muy bien. Ella es enfermera en el municipio de Fomento y sabemos que ambos disfrutan cada momento de ese preciado tesoro que es la vida».

De entregas y desvelos 

Como esta historia, otras muchas se resguardan entre los recuerdos del doctor Frank Felipe, especialista de segundo grado en Pediatría y de segundo grado en Medicina intensiva y emergencia, así como profesor auxiliar, y quien además asume el reto de liderar los procesos de dicha Unidad, donde sobreviven indicadores que ubican esa sala entre las de mejores resultados de su tipo en el país. 

«Tenemos un índice de supervivencia de un 98,7 por ciento en los menores de un año y por encima de un 98 por ciento de forma general. El 2024 fue histórico para el servicio, porque falleció solo un menor de un año».

Pero detrás de esos números tan fríos como la propia sala aséptica de 12 camas, conoce bien que están las entregas y los desvelos de un equipo que no escapa de las secuelas de los prolongados apagones, el cocinar muchas veces con carbón o de recorrer más de 60 kilómetros para llegar hasta el Hospital Provincial Pediátrico —con más de 55 años de existencia— porque algunos no residen en el municipio cabecera.

«Nuestro mayor valor no es el conocimiento científico sino la entrega, dedicación, el concientizar que los problemas se quedan fuera de la puerta de cristal. Contamos en nuestro hospital con un electromédico que es un profesional brillante. Mantiene prácticamente el parque óptimo e incluso recuperamos equipos. Claro, necesitamos nueva tecnología, pero hasta este minuto, esa situación no ha sido un problema».

Y si de apoyos se habla, este galeno yayabero lo vive en carne propia cuando se precisa de un medicamento. Él, como el resto del personal, conocen al dedillo los protocolos a seguir para que ningún menor quede sin recibir el fármaco que precisa.

«Cuando no contamos con alguno se hacen todas las gestiones, tanto por el hospital como por la propia Dirección provincial de Salud y se localiza en cualquier lugar. Por ejemplo, recientemente se encontró en Guantánamo. En menos de 24 horas estaba ya en poder de la paciente. Lo otro importante es la existencia en nuestro país de la Comisión Nacional de Cuidados Intensivos Pediátricos, de la cual soy miembro. Allí no se descansa cuando se informa de alguna ausencia».

Justamente, por el protagonismo de esos profesionales de la salud en medio de condiciones más complejas que las del año precedente, y porque hoy mantienen indicadores de vida de países desarrollados, Sancti Spíritus fue merecedora, entre otros elementos, de la condición de provincia destacada por la efeméride del Moncada. Un resultado que se disfruta con creces, tras pasado un año de llevarse a casa la sede nacional por el 26 de Julio.

«Hay mucho por hacer cada día, pero no hay descontento y eso es esencial. Nuestra Unidad es una de las que está capacitada a nivel nacional para impartir la especialidad de Medicina intensiva y emergencia. Contamos con la autorización para ser sede del Diplomado nacional de cuidados intensivos. Eso nos ha permitido mantener los indicadores e, incluso, aportamos al de mortalidad infantil, hoy con un indicador de 1,1 fallecidos por cada mil nacidos».

—¿Cómo se crea la coraza para enfrentar cuando un pequeño no logra sobrevivir?

—Aquí todos lloramos cuando eso sucede, sobre todo, porque la mamá o tutor que entra es un acompañante pasivo prácticamente. Al paciente lo trabaja la enfermera. Con los días es difícil no estrechar vínculos con los familiares, incluso, quienes afuera esperan información y siempre quieren como uno que sea positiva. Es difícil. Detrás de esa coraza hay un ser humano.

—¿Y cuándo se anuncia que hay vida para disfrutar?

—Pensamos que el indicador de mortalidad no debe existir, pero eso es imposible. Cuando ves a ese menor pasado el tiempo, que incluso no recuerdas con exactitud con detalles porque son muchos a lo largo de los años y la madre te cuenta lo sucedido y hoy la realidad es totalmente otra, sinceramente es lo máximo. 

«Ahí también está la calve: en la satisfacción personal más que material, aunque, claro, no podemos darles la espalda a muchas necesidades. Hoy, por esa sensación tan especial, es que seguimos aquí. No paramos de impulsar nuestro trabajo para tener buenos resultados».

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