Fuerzas israelíes entran a Siria. Autor: Tomada de Twitter Publicado: 16/12/2024 | 03:51 pm
La implantación del estado Israel en Palestina, como parte de un plan de colonización urdido por organizaciones sionistas europeas y Gran Bretaña con el apoyo de Estados Unidos, a fin de tener una estratégica base de apoyo e intervención en Oriente Medio, marcó de modo trágico e inevitable el destino de Siria.
A poco de lograr su independencia formal del dominio francés, la República Árabe Siria se convirtió en uno de los países de la línea del frente, que rechazaron la expulsión de sus tierras de más de 700 000 residentes palestinos y junto a otras naciones árabes enfrentó las bandas sionistas fuertemente armadas, en la que sería Primera guerra árabe-israelí.
La pretensión de los sionistas de reivindicar el derecho bíblico a una tierra prometida (Eretz Israel o el Gran Israel) que se extendería del Nilo al Eufrates, se convirtió en real motivo de preocupación, dado el afán expansionista de los colonizadores judíos procedentes de todo el mundo que comenzaron a llegar a los territorios árabes recién conquistados.
La irrupción de las corrientes nacionalistas y anticolonialistas que cobraron fuerza en África, el Oriente Medio y Asia desde mediados de la década del 1950 llevaron al poder en Egipto y Siria a gobiernos de militares nacionalistas, que acuden a la Unión Soviética en procura de cooperación económica y militar.
Así surgen, a principios de la década de 1960, los acuerdos con el gobierno de Hafez al-Assad para la instalación de una base naval rusa en el puerto de Tartús, que servirá al mantenimiento y aprovisionamiento de las naves en el Mediterráneo, de evidente importancia estratégica.
Siria es uno de los territorios en el que se registran diversos asentamientos humanos y civilizaciones desde hace más de cinco mil años, por lo que ya en el siglo XX el nuevo Estado independiente será un mosaico de pueblos, culturas y religiones, en distintas proporciones lo que sería un verdadero desafío para el equilibrio y la unidad nacional, un flanco abierto a influencias negativas, separatistas y divisionistas.
Ese escenario de tan diversas características históricas, económicas y de filiaciones políticas, ideológicas y confesionales, ayudan a explicar las movidas de los adversarios del gobierno de Bachar el Assad, para derrocarlo a lo largo de los últimos 14 años, desde la irrupción de la llamada Primavera Árabe, un presunto movimiento democratizador, de sublevaciones instigadas desde el exterior por Estados Unidos y sus aliados, que tuvo su episodio más cruel en la agresión de la OTAN para derrocar y asesinar al líder libio Muamar Khadafi, destruir toda infraestructura de esa rica nación petrolera y hundirla en el caos.
¿Por qué el gobierno de al Assad cayó tan rápido y qué pasará ahora?
La crisis en Siria está directamente vinculada a los esfuerzos de Occidente por conservar su supremacía global, explicó el presidente del Centro de Estudios de Oriente Medio de Moscú, Murad Sadygzade, en un artículo publicado en RT.
El analista subrayó que tanto la renuncia a la presidencia de Bashar al Assad y su salida del país como la rápida toma por parte de la oposición armada de ciudades clave, incluida Damasco, el pasado domingo, no son en absoluto una casualidad, sino el resultado de procesos profundos que se han ido gestando durante años.
El experto destacó que la situación interna en el país se vio afectada por años de combates incesantes y de falta de voluntad para llegar a acuerdos, lo que llevó a un empeoramiento de la desigualdad económica, a una fuga de cerebros de trabajadores cualificados, al colapso de las instituciones e infraestructuras estatales y a la fragmentación y corrupción de la élite política.
Es evidente, subrayó, que los países occidentales, encabezados por EE.UU. y sus aliados de Oriente Próximo, respaldan las acciones de los rebeldes, los «grupos de oposición» y otros grupos armados en Siria para lograr sus objetivos geopolíticos en la región.
Al respecto, un informe del diario The New York Times confirmó el viernes que EE.UU. contactó con grupos armados sirios vía Turquía antes de la toma de Damasco.
El jueves último, la Fuerza Aérea de Israel anunció que alcanzó la superioridad aérea total en Siria.
La euforia llega al punto de que los estrategas israelíes hablan ahora de tener la posibilidad de dar un paso más seguro a los aviones de la Fuerza Aérea israelí para llevar a cabo un ataque contra Irán.
Según informes oficiales, las fuerzas de Israel destruyeron el 86 % de los sistemas de defensa antiaérea en Siria durante sus ataques.
Un reporte desde Washington indicó que el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, dijo a su homólogo israelí, Israel Katz, que era importante que mantuvieran consultas estrechas sobre los acontecimientos que se desarrollan en Siria, dijo el Pentágono después de una llamada entre ambos, y agregó que Washington estaba monitoreando los acontecimientos en Siria.
La implicación de EE.UU. va exponiéndose al paso de los días, como lo demuestra el viaje del secretario de Estado, Antony Blinken, a Ankara el viernes para discutir la importancia de garantizar que el proceso de transición y la formación de un nuevo gobierno en Siria.
Estados Unidos ha expresado su preocupación por las operaciones del Ejército Nacional Sirio (SNA) respaldadas por Turquía contra las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una fuerza kurda socia de Estados Unidos.
Estas operaciones han dado como resultado la toma de áreas como Tal Rifaat y Manbij, que habían estado bajo el control de las SDF a principios de este mes. Al asegurar Tal Rifaat y Manbij, Turquía ha consolidado su control sobre áreas clave al oeste del río Éufrates, creando una zona de amortiguación a lo largo de sus fronteras.
Estados Unidos ha propiciado contactos entre las SDF e Israel, el aliado al que pudiera encargar la tarea que realizaron hasta ahora las fuerzas armadas norteamericanas desplegadas en Siria. Las revelaciones con los detalles de la conspiración terminarán por completar el retrato de lo que pasó en Siria, y mucho más preocupante, lo que puede pasar en las próximas semanas o meses.