El Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí lidera investigaciones sobre las enfermedades infecciosas en el país, la más reciente la detección por primera vez en Cuba del virus de Oropouche, causado por la picadura del mosquito del género culex y el jején culicoide.
Lorena Vázquez, vicedirectora primera del centro, expresó a la ACN la participación de especialistas en estudios de laboratorios, de referencia nacional e internacional y certificados por la Organización Mundial de la Salud, sobre la patología y el manejo clínico de los pacientes con esta arbovirosis.
Existe poco conocimiento de la enfermedad, por eso resulta prioridad evaluar al vector, profundizar más sobre su transmisión y la sintomatología, la cual es bastante similar a la del dengue, manifestó.
Hasta el momento, dijo la especialista, con la vigilancia epidemiológica, el trabajo en el terreno y la atención a pacientes se ha determinado que disminuyen las manifestaciones en la persona, pero persiste en el tiempo la enfermedad.
Por eso, muchos contagiados refieren volver a sentir malestar y se han registrado hasta tres recaídas en un mes, no como en el caso del dengue o el zika que los síntomas duran entre seis y siete días, apuntó.
También, indagaciones virológicas evalúan posibles secuelas y se trabaja para obtener terapias antivirales y una vacuna, agregó.
De acuerdo con Vázquez, el mejor tratamiento para las arbovirosis es mantener la hidratación con la ingestión de abundante líquido, pues puede provocar deshidratación por síntomas como vómitos, diarreas y fiebre alta.
Sobre el control del virus, refirió que resulta complicado, por la alta presencia de mosquitos culex y el jején en Cuba, una biología de estos géneros poco conocida y además, abunda en cualquier lugar con agua estancada.
En cuanto a la inmunidad, señaló que aunque todos los virus generan algún tipo de respuesta inmune, se desconoce si puede tener variantes, como el dengue con cuatro serotipos.
Recalcó la importancia de acudir de inmediato al médico ante cualquier síntoma para un diagnóstico adecuado por la cocirculación de otros virus y alertó sobre el peligro de las coinfecciones, pues las señales se superponen, y eso dificulta el manejo clínico.