BUENOS AIRES, enero 24.— El paro nacional convocado por la Central General de Trabajadores (CGT) se desarrollaba desde el mediodía con el respaldo de más de una decena de centrales sindicales y gremios, así como movimientos populares, y el apoyo inédito, fuera de fronteras, en unas 15 capitales, donde organizaciones amigas llamaron a movilizarse frente a las embajadas argentinas.
En una treintena de delegaciones diplomáticas del país en otras naciones también se presentarían notas de repudio a las leyes con las que el presidente Javier Milei quiere desregular la economía, y el protocolo con que se pretende disuadir las concentraciones masivas, reportó Telesur.
La medida expresa el rechazo al programa privatizador y de enflaquecimiento del Estado que Milei quiere aplicar de golpe y porrazo mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia que pasa por el Congreso junto a la denominada Ley Ómnibus, llamada así por la amplitud de un articulado que toca casi toda la vida institucional del país, pasando por asuntos claves en el ámbito meramente social, como los derechos laborales y las jubilaciones.
Sindicatos de sectores como el transporte, la banca, personal de salud y la administración pública se adhirieron a la huelga, por lo que se esperaba que muchas actividades se enlentecerían o detendrían durante la jornada.
Al hablar en el acto que marcó el inicio de la manifestación en Buenos Aires, Pablo Moyano, dirigente de la CGT, pidió a los diputados rechazar ambas legislaciones, y denunció que el plan del Gobierno atenta contra la soberanía nacional, al tiempo que manifestó la oposición a que se privaticen empresas públicas, como Aerolíneas Argentinas, la agencia de noticias Télam, el Banco Nación y Radio Nacional.
También cuestionó la reforma laboral que pretende realizar el Gobierno y aseveró que «la patria no se vende, se defiende», consigna reiterada en los días recientes.
En naciones como Chile, los sindicalistas interpretan las posiciones de sus colegas de Argentina como causa común frente a los programas neoliberales, según se interpreta de las declaraciones de Guillermo Salinas, encargado de Relaciones Internacionales de la Central Unitaria de Trabajadores, que también se manifestó en respaldo al paro argentino.
«Creo que el llamado internacional es a detener la ofensiva derechista», dijo.
Según PL, más de un centenar de organizaciones del mundo expresaron su apoyo a la lucha del movimiento obrero argentino contra las políticas regresivas y privadoras de derechos del nuevo Gobierno.