Reuniones en Moscú y en capitales árabes refuerzan gestiones políticas y diplomáticas sobre la situación palestina y en rechazo al genocidio que comete Israel Autor: Agencia Anadolu Publicado: 07/12/2023 | 10:29 pm
MOSCÚ, diciembre 7.— El encuentro en Moscú, el jueves, del presidente Vladímir Putin con los líderes de Irán y Omán, tras una visita el día anterior a Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, donde se reunió con sus máximas autoridades, trajo a primer plano el influyente papel que puede ejercer Rusia para detener el genocidio israelí en Gaza y establecer una paz justa y duradera en Oriente Medio.
Escoltado por cuatro aviones de combate, el presidente ruso realizó una inusual gira relámpago a la estratégica región, echando por tierra los intentos de aislamiento emprendidos por Estados Unidos y sus aliados de Occidente.
A su llegada a Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, Putin fue escoltado al palacio presidencial, donde lo recibió una salva de 21 cañonazos y un sobrevuelo de aviones militares que dejaban una estela de humo con los colores de la bandera rusa.
«Estoy feliz de volver a verte», le dijo a Putin el presidente de la nación del Golfo, jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, quien lo llamó su «querido amigo».
La reunión reveló la decisión de Rusia a asumir un papel más influyente en Oriente Medio, basada en la pujante cooperación económica existente, en particular en la industria petrolera, y lograr un desenlace positivo de la guerra emprendida por Israel contra el pueblo palestino en Gaza.
Luego, Putin viajó en avión a Riad, donde se reunió con el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salmán Al Saud, a quien agradeció su invitación y expresó que su próxima reunión debería tener lugar en Moscú. «Nada puede impedir el desarrollo de nuestras relaciones amistosas», declaró en público el mandatario ruso.
El príncipe heredero saudí y presidente del Consejo de Ministros, Mohamed bin Salmán Al Saud, durante la reunión calificó al dirigente ruso de «invitado especial» para el reino.
Rusia y Arabia Saudita se mostraron preocupadas por la catástrofe humanitaria en Gaza, por lo que señalaron la necesidad de detener las operaciones militares y proteger a los civiles.
Ambos países se pronunciaron a favor de aplicar las resoluciones internacionales relativas a la solución de los dos Estados para garantizar la creación de las condiciones adecuadas para la coexistencia pacífica y el desarrollo económico de Israel y Palestina.
Según una declaración conjunta difundida al final de la visita, esta solución también permitirá al pueblo palestino «hacer realidad sus derechos legítimos a establecer un Estado palestino independiente y soberano en las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como capital.»
De acuerdo con la agencia rusa Novosti, otro importante motivo de la visita de Putin fue la cooperación estratégica con las monarquías del Golfo Arábigo-Pérsico para contrarrestar al globalismo utilizado por Occidente para su única conveniencia y dominio.
En tanto, poco antes de partir en visita oficial hacia Moscú, el presidente de Irán, Seyed Ebrahim Raisi, anunció que entre los asuntos que se abordarían en este viaje figuran «los esfuerzos urgentes para detener los bombardeos a Gaza, levantar el asedio al enclave costero y transferir ayuda a su población, así como materializar los derechos del pueblo palestino».
La televisora HispanTV reportó que en la reunión mantenida el jueves con su homólogo ruso, Vladímir Putin, el mandatario iraní expresó que actualmente el mundo sufre a causa de medidas unilaterales y de un sistema global injusto, algo que se evidencia con lo que ocurre en la Franja de Gaza.
Tras denunciar el asesinato de más de 6 000 niños en los ataques israelíes desde el 7 de octubre, el titular iraní subrayó que lo que está ocurriendo en el enclave costero es un «genocidio» y un «crimen contra la humanidad».
La gira por el Golfo es el tercer gran viaje al extranjero de Putin desde el inicio del conflicto en Ucrania.
Analistas internacionales lo califican como un paso audaz de Rusia, que muestra el fracaso de las sanciones instigadas por Washington para aislar a la nación eslava en la escena internacional.