La labor heroica de quienes suministran ayuda humanitaria a Gaza es desestimada por la política agresiva israelí. Autor: APA Images Publicado: 07/11/2023 | 11:45 pm
La guerra desatada por Israel en Gaza para exterminar al Movimiento de Resistencia Palestina Hamás entró este martes en su primer mes sin lograr su objetivo, pero con un asesinato masivo de civiles inocentes que promete superar los crímenes del nazismo.
La operación de revancha contra la sorpresiva sublevación contra el bloqueo total de Gaza emprendida por combatientes de Hamás el 7 de octubre pasado dejó hasta este martes un saldo de 10 468 muertos y más de 27 000 heridos, según fuentes médicas.
Entre los fallecidos se encuentran 4 237 niños, 2 719 mujeres y 631 ancianos, lo que equivale a más del 70 por ciento de las víctimas de los bombardeos indiscriminados a zonas urbanas superpobladas, campamentos de refugiados, hospitales, escuelas, mezquitas, panaderías y hasta caravanas de ambulancias.
El Ministerio de Salud precisó que del total de muertos 10 305 fueron asesinados en Gaza y 163 en Cisjordania.
Además, fueron bombardeados y dejaron de prestar auxilio 18 hospitales, más de la mitad del territorio, y 71 por ciento de los centros de atención primaria.
La operación militar israelí ha provocado una división en dos partes de la estrecha franja de 360 kilómetros cuadrados, donde subsisten más de dos millones de palestinos, en su mayoría refugiados allí desde 1948, tras ser expulsados de sus tierras por el terror de bandas sionistas.
La magnitud de la matanza caracteriza una visible limpieza étnica, que configura una crisis humanitaria de enormes proporciones, lo que motivó este martes un nuevo llamado a un alto al fuego inmediato por parte del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
«El camino a seguir es claro—expuso Guterres—: Alto el fuego humanitario. Respeto al derecho internacional humanitario. Liberación incondicional de rehenes. Protección de civiles, hospitales, instalaciones de la ONU, refugios y escuelas. Poner fin al uso de civiles como escudos humanos. Más ayuda humanitaria entra en Gaza. AHORA.»
Por su parte, el primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu rechazó tajantemente un alto al fuego mientras Hamás no libere a los «israelíes secuestrados», el término acuñado para englobar a los militares hechos prisioneros en combate y colonos que ocupan territorio palestino ilegalmente ocupado.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, se negó a acordar una tregua humanitaria si Hamás no libera a los 239 israelíes que mantiene en Gaza.
Previamente, Hamás informó que alrededor de 60 de los prisioneros han fallecido y se hallan bajo los escombros a causa de los bombardeos de Tel Aviv, una muestra del poco interés real del gobierno sionista en regresarlos sanos y salvos. La Resistencia manifestó su intención de canjearlos por los cerca de 6 000 prisioneros palestinos encerrados en cárceles israelíes.
Netanyahu anunció que, una vez que terminen los combates, Israel tendrá la responsabilidad de la seguridad en toda la franja de Gaza, en un modelo similar al implementado en Cisjordania tras la Segunda Intifada de la
primera década de los 2000.
Según Netanyahu, en declaraciones a la cadena ABC, ese control de seguridad sobre la franja se aplicará durante un período indefinido y descartó cualquier tipo de tregua o alto el fuego hasta que Hamás sea absolutamente derrotado y neutralizado.
«Con respecto a las pequeñas pausas tácticas, una hora aquí, una hora allá, ya las hemos tenido», agregó Netanyahu, refiriéndose a una declaración de la Casa Blanca que habla de la «posibilidad de pausas tácticas» para permitir que los civiles huyan de los combates y para que entre la ayuda humanitaria.
Sin embargo, Estados Unidos muestra más interés en impedir que los combates desaten una guerra regional más amplia y presiona para que se tomen medidas limitadas que alivien el sufrimiento de los civiles.
No obstante, mantiene un firme apoyo bélico a Israel y al objetivo de Netanyahu de poner fin al control de Hamás sobre Gaza, en un acto de complicidad y participación directa en sus actos genocidas y de limpieza étnica.